8.04.14
El Papa Francisco recibió en audiencia a los obispos de la Conferencia Episcopal de Tanzania ayer, 7 de marzo, al final de su quinquenal visita “ad Limina” y, en el discurso que les ha entregado, ha elogiado “la impresionante historia de la obra misionera en toda la región”, exhortando a los prelados a “mantener y fomentar este imperativo misionero , para que el Evangelio pueda penetrar cada vez más todas las obras de apostolado y derrame su luz sobre todos los ámbitos de la sociedad tanzana”. Lo cuenta VIS.
“La obra de evangelización en Tanzania -escribe- no es, entonces, simplemente un acontecimiento notable del pasado; no, sucede todos los días en el trabajo pastoral de la Iglesia en las parroquias, en la liturgia, en la recepción de los sacramentos, el apostolado de la educación, las iniciativas sanitarias, la catequesis y en la vida de los cristianos corrientes”.
Asimismo, entre otros muchos temas importantes en la realidad eclesial tanzana, reitera la necesidad de contar con “sacerdotes santos, instruidos y entregados” y de asegurar que reciban “la adecuada formación humana, espiritual, intelectual y pastoral”. Y refiriéndose al papel de los laicos, pide a los obispos que concentren sus esfuerzos en dar a los catequistas una “óptima comprensión de la doctrina de la Iglesia que les equipe no sólo para hacer frente a los retos de la superstición, de las sectas agresivas y del secularismo, sino para algo todavía más importante como es compartir la belleza y la riqueza de la fe católica con los demás, especialmente con los jóvenes”.
Aunque lleva unos días recibiendo a varios episcopados nacionales de África (lo ha hecho recientemente con los pastores de las Iglesias locales de Guinea, Madagascar y Ruanda), es la primera vez que Francisco se refiere en sus palabras al fenómeno de las sectas. Hay que tener en cuenta que se trata de un desafío acuciante en el continente africano, tal como se pudo ver en la última asamblea general del Sínodo de los Obispos (octubre de 2012) sobre la nueva evangelización. Durante el desarrollo de las sesiones en el aula sinodal, una decena de obispos africanos se refirieron a la acción y crecimiento de las sectas en sus países respectivos.
No es nuevo: Benedicto XVI ya lo señaló
El Magisterio eclesial ya ha abordado el fenómeno de las sectas en África con anterioridad. El Papa Benedicto XVI dedicó un número completo de la exhortación apostólica postsinodal Africae munus a este tema. Así, leemos en este documento que “en África han surgido también en los últimos decenios muchos movimientos sincretistas y sectas” (n. 91), y que “a veces es difícil discernir si son de inspiración auténticamente cristiana o simplemente fruto del capricho de un líder que pretende poseer dones excepcionales”, dando pie a la confusión de la gente.
¿Los factores que provocan este florecimiento? Se refiere a tres, tanto sociales como eclesiales: “estructuras estatales en elaboración, la erosión de la solidaridad familiar tradicional y una catequesis insuficiente”. Es en este contexto en el que “numerosas sectas explotan la credulidad y ofrecen un respaldo religioso a creencias religiosas multiformes y heterodoxas no cristianas. Destruyen la paz de los cónyuges y sus familias a causa de falsas profecías y visiones. Seducen incluso a los políticos”. El panorama es, pues, bastante negativo en el continente.
Después de este sintético repaso de la realidad y juicio severo, Benedicto XVI planteaba a la Iglesia la necesidad de actuar, de responder al desafío de las sectas. “La teología y la pastoral de la Iglesia debe individuar las causas de este fenómeno, no sólo para frenar la ‘sangría’ de fieles de las parroquias que se van a otros grupos, sino también para constituir la base para una respuesta pastoral apropiada, en vista de la atracción que estos movimientos ejercen sobre ellos. Esto significa, una vez más: evangelizar en profundidad el alma africana”.
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