por José Miguel Arráiz
Compartimos el testimonio de conversión del monje belga Joseph-Marie Verlinde, que de investigador en Química nuclear se adentró en el mundo de la mística oriental llegando a ser asistente personal del famoso gurú Maharashi Mahesh Yoghi. Entrenado luego en corrientes esotéricas y dotado de facultades curativas -otorgadas sin él saberlo por espíritus del mal- sufrió un proceso de conversión que le llevó a discernir la enorme diferencia y radical incompatibilidad entre la Persona de Cristo y el Dios Amor cristiano por un lado, y las religiosidades orientales y corrientes derivadas New Age occidentales por otro.
Me ha parecido especialmente lúcido su testimonio respecto al Yoga porque advierte del error de creer que se puede practicar incluso solo como ejercicio:
“¿Los cristianos que practican yoga para su bienestar pueden continuar?
Yo diría que no hay yoga cristiano, sino cristianos que hacen yoga. Solamente hay yoga y yoga.
El yoga tal como lo practicamos hacía parte de una gran liturgia, mientras que aquí muchos occidentales hacen yoga como ejercicio de relajación. Dicho esto, cuando le dije al Guru en un viaje a Alemania que los Europeos estaban haciendo yoga para relajarse, él tuvo un ataque de risa. Luego pensó por un momento y dijo: “Pero esto no evitará que el yoga haga su efecto”, lo cual es muy significativo. El efecto del yoga está en contra de la actitud cristiana, que es el de la acogida del otro, dejarse descubrir por el otro, dejarse personalizar por el encuentro con el otro”
Es un testimonio en mi opinión verdaderamente imprescindible para alertar acerca de espejismos y librarse del señuelo de creer que es posible mezclar a Cristo con lo esotérico o las místicas orientales.
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