por Luis Santamaría
Se llama “Relámpago de Oriente”. Propone una versión milenarista del anuncio cristiano; la agencia Fides revela su verdadero rostro y lanza la alarma. Así introduce Gianni Valente su artículo publicado por Vatican Insider, que reproducimos a continuación.
De todos los tormentos que vive la Iglesia en China se conocen las divisiones y los conflictos entre algunas comunidades “oficiales” y “clandestinas”, así como los condiciones e imposiciones por parte de la política religiosa que crea el Partido. Pero en el inmenso gigante asiático, la fe de los cristianos tiene otras amenazas mucho más perniciosas. Como la que representa “Relámpago de Oriente”, una secta milenarista que desde hace tiempo crea problemas entre las comunidades católicas y evangélicas, y cuenta con seguidores incluso entre los sacerdotes, religiosos y pastores.
Las indicaciones alarmantes de los daños que ha provocado esta secta se escuchan “fuerte y claro” incluso en el Vaticano. Hoy, la agencia Fides publicó una advertencia impresionante. El padre Vito Del Prete, misionero del Pime, secretario general de la Pontificia Unión Misionera y responsable de la agencia Fides, llevó a cabo un escrupuloso estudio para describir con todo detalle las dinámicas perversas de la secta.
La “comunidad” se presenta también con el nombre de Dongfang, que significa “religión del Omnipotente”. Según los propagandistas de “Relámpago de Oriente” –indica el padre Del Prete– «ha llegado el tiempo de la Tercera economía de la Salvación, que viene tras el fracaso de las economías judía y cristiana». En esta nueva época, Cristo mismo habría reencarnado «en una mujer (Deng) que predica el juicio inminente de Dios». La salvación estaría garantizada sólo a todos los que abandonen la vieja revelación y abracen la nueva. Todos los que permanezcan vinculados a la fe en Cristo, confesada en el Evangelio, están destinados a la perdición eterna.
La secta, indica el responsable de Fides, fue fundada por Zhao Weishan en Acheng (Heilongjang) en 1989. Su expansión ha resistido a las políticas de represión del gobierno chino y se ha concentrado en la provincia de Henan. Los seguidores en 2001 eran más de 300.000. Entre ellos, explica el estudio del padre Del Prete, muchos provienen de la Iglesia católica, incluidos sacerdotes y monjas.
Las características que la distinguen y el “modus operandi” de esta secta revelan una estrategia fraudulenta que se dirige en contra de la Iglesia católica y de las comunidades evangélicas. La fundadora dice haber recibido una nueva revelación, última y definitiva, mientras que las comunidades eclesiales tradicionales representarían la traición del mensaje auténtico de Cristo.
El ataque en contra de las comunidades cristianas no es directo ni frontal: los “misioneros” de “Relámpago de Oriente” se infiltran en las comunidades eclesiales, «adoptan un comportamiento ejemplar de práctica cristiana, muestran un intenso interés por aprender». Cuando se han ganado la confianza y el aprecio de todos «comienzan a inyectar el veneno de su doctrina», difundiendo acusaciones y noticias de escándalos en contra de los líderes de las comunidades.
Mentiras que muchos de los fieles absorben acríticamente, justamente porque los que las difunden son personas consideradas dignas de fe. Y cuando los nuevos seguidores se despiertan del sueño sectario, comienzan los sobornos, las amenazas, las segregaciones e incluso las torturas. En algunos casos, explica el estudio de Fides, han llegado al homicidio de personas que pretendían dejar la secta.
Ante estas infiltraciones y ataques de “Relámpago de Oriente”, la respuesta que propone el estudio de Fides no es la de la “Cruzada”. Con clarividencia y “sensus fidei”, el padre Del Prete reconoce que «no es una buena estrategia combatir con estas sectas». Para custodiar y proteger al pueblo de Dios, es mucho más eficaz, incluso en China, una «conversión pastoral» para «ganar el afecto de los fieles por la comunidad católica, de manera que se sientan personas vivas, conocidas y llamadas por su nombre, objeto de los cuidados y del amor de los sacerdotes y de la comunidad».
Ante el engaño de los que se presentan como depositarios de una presunta “verdad escondida”, se sugiere proponer con catequesis sencillas y bien concebidas, en este Año de la Fe, los contenidos de la Revelación cristiana tal y como se expresan en el Credo apostólico para la salvación de todos. Y también ser caritativos y «arrojar un salvavidas» a los que han sido engañados por vendedores de caminos ocultos de conocimiento, nuevos representantes del perenne engaño gnóstico.
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