1. Mientras que la Iglesia Católica cuenta
con pruebas bíblicas, históricas y arqueológicas que
demuestran que fue fundada por el propio Cristo Jesús, cuando nombró
al apóstol Pedro como su primer Vicario en la Tierra (Mateo 16, 17-18;
Lucas 22,32; Juan 21,15-17). Los Testigos de Jehová solo empezaron
a existir por Charles Taze Russeell, quien en el año de 1879, después
de haberse separado de la Iglesia Adventista del Séptimo Día
(aunque esto no lo reconocen ellos), para fundar su propia organización
llamada "La Sociedad Torre del Vigía" en Pennsylvania (EEUU). (El hombre
en busca de Dios, Ed 1990, Pág 352). Pero conservando gran cantidad
de creencias aprendidas en su antigua congregación. Asimismo, explican
en su revista ¿Qué exige Dios de Nosotros?, en la pág
26 que "Jesús fundó una sola religión cristiana verdadera.
Por lo tanto, hoy en día únicamente tiene que haber un grupo
de adoradores verdaderos de Jehová Dios. (Juan 4,23,24; Efesios 4,4,5)".
Más adelante, en la pág 28 aclaran que "La historia moderna
de los testigos de Jehová empezó en la década de los
setenta del siglo XIX". Conclusión, no son ellos la Iglesia de Nuestro
Señor Jesucristo
2. Los Testigos de Jehová adoptaron oficialmente
este nombre en el año de 1931, cuando su segundo presidente Joseph
F. Rutherford lo tomó de un texto del profeta Isaías (43,10.12).
(La Atalaya, Pág 11; 1 de enero de 2000). Por el contrario, la Iglesia
Católica que pertenece al pueblo del "Nuevo Pacto"(Mateo 26,28); somos
testigos de Cristo (Juan 1,7;15,26-27) resucitado (Hechos 1,8; 2,32; 5,31-32;
10,39; 22,15; Apocalipsis 17,6). Además, en el Nuevo Testamento
a Dios se le reconoce como ABBA (Papá) (Mateo 6,9; Romanos 8,15; Gálatas
4,6). La Virgen María dice que el nombre de Dios Padre es "Santo" (Lucas
1,49). Incluso, el término "Testigos de Jehová" no aparece en
ningún pasaje de las Escrituras Griegas
3. Los Testigos de Jehová no reconocen
el dogma de la Santísima Trinidad (El hombre en busca de Dios, Págs
356-357). No obstante, en el Nuevo Testamento se nos confirma que Dios es
una comunidad formada por tres personas divinas distintas. Prueba de ello
lo encontramos en la anunciación del ángel San Gabriel a la
Virgen María (Lucas 1,35); en el bautismo de Jesús en el río
Jordán (Lucas 3,21-22); en la transfiguración en el monte Tabor
(Mateo 17,1-5); en el mandato del Mesías de bautizar a todas las naciones
(Mateo 28,18-19). Al igual, que en la bendición del apóstol
Pablo a la comunidad de fieles de Corintio: "La gracia del Señor Jesucristo,
y el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo estén
con todos ustedes" (2Corintios 13,14); y la declaración de San Juan:
"Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo (Jesús)
y el Espíritu Santo; y estos tres son uno" (1Juan 5,7). Véase
también (Gálatas 4,4-6; Efesios 2,18.22; Hebreos 9,14; 10,29;
1Pedro 1,2; Judas 20-21).
4. Los Testigos de Jehová no son considerados
como una congregación cristiana, ya que desconocen la naturaleza divina
del Hijo de Dios (Filipenses 2,6-8; Colosenses 1, 15; Hebreos 1,3). Al respecto
dicen de manera herética que Cristo Jesús es el arcángel
"Miguel" (¡Despertad!;? Quién es el arcángel Miguel?,
págs 16-17; 8 de febrero de 2002). Desconociendo que la segunda persona
de la Trinidad es llamado el "Emanuel" (que significa "Dios con nosotros").
(Mateo 1,23; Isaías 7,14); el nombre de Jesús quiere decir "Dios
es salvación" (Lucas 1,31); El es superior a todos los ángeles
(Colosenses 1,16; Hebreos 1,4-5; 1Pedro 3,22); el "Unigénito de Dios"
(Juan 1,18; 3,16), quien también recibe en Las Santas Escrituras el
prerrogativa exclusivo de "Dios" (Isaías 9,6; Romanos 9,5; Tito 3,4;
Hebreos 1,5-9; 2Pedro 1,1; 1Juan 5,20). Mientras que "Miguel"(Quién
como Dios), es "uno de los príncipes prominentes" (Daniel 10,13), lo
que da a entender que existen otros "arcángeles" de su mismo rango,
así no sean mencionados con nombres propios. Además ellos han
modificado dos citas que encontramos en su Biblia titulada "Traducción
del Nuevo Mundo de las Sagradas Escrituras":
a. La introducción del Evangelio de Juan:
"En el principio ya existía la palabra (Jesús); y aquel que
era la palabra estaba con Dios y era Dios". Mientras que en su Biblia aparece:
"En el principio era la palabra...y la palabra era un dios" ; lo que daría
a entender que Jesucristo es un "dios" falso (Exodo 20,3). Ante esta confusión
teológica agregan: "Los testigos de Jehová creemos que Jesús
tiene un origen divino, pero que no es un Dios" (La Atalaya, Pág 21;
1de diciembre de 2002). Es más, el término "la palabra era un
dios", no se encuentra en ninguna de las más importantes traducciones
de los Textos Sagrados, como la Biblia católica de Jerusalén
y la versión protestante Reina Valera. Igualmente, en su libro de cabecera
que utilizan en la predicación en la calle llamado: "Razonamiento
a partir de Las Escrituras ", en la pág 67; reconocen ellos mismos:
"Algunos traductores han permitido que sus creencias personales influyan en
sus traducciones".
b. Dicen ellos que la voz de mando de un
arcángel en (1Tesalonicenses 4,16), es la de Miguel (Jesús);
sin embargo la palabra de Dios explica que el "Hijo del hombre" (Cristo
Jesús) es quien "mandará a sus ángeles para que con un
fuerte toque de trompeta reúna a sus elegidos" (Mateo 24,30-31), véase
también (Marcos 13,26-27; Mateo 16,27;25,31; apocalipsis 4,1;
8,6; 10,7). Incluso en la Biblia Miguel y Jesús tienen características
diferentes, en Judas 9 dice que el arcángel no tenía autoridad
de regañar al Diablo; al contrario de Jesús (Marcos 1,25-27),
quien tiene el mismo poder desde antes de venir al mundo (Juan 17,5;
Hebreos 13,8). "Porque Dios ungió con el Espíritu Santo y con
poder a Jesús (no a Miguel) de Nazaret, y cómo éste anduvo
haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios
estaba con él" (Hechos 10, 38). Además el Hijo de Dios
(Cristo Jesús) ha venido a la tierra "para deshacer la obra del diablo" (1Juan 3,8).
5. Los Testigos de Jehová dicen en su
artículo "Un dilema teológico" en La Atalaya del 1 de
marzo de 1995, págs 29-31; que "los primeros cristianos rechazaban
la enseñanza apóstata sobre la inmortalidad del alma humana".
Por otra parte, la Iglesia Católica al igual que las más importantes
iglesias cristianas y en compañía del judaísmo y el islamismo;
creen firmemente que el hombre al haber sido creado a "imagen" y "semejanza"
de Dios (Génesis 1,26), está dotado de una sustancia inmortal
(el espíritu) que sobrevive después de la muerte (Génesis
35,18; Eclesiastés 12,7). Así lo testifica Jesús en el
Calvario: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" (Lucas 23,46),
al igual que el diácono Esteban (Hechos 7,59); San Pablo nos dice que
tenemos cuerpo, alma y espíritu (1Tesalonicenses 5,23). En esta "partida"
(Filipenses 1,23) que es la muerte, el espíritu se separa del cuerpo
(1Corintios 5,5); "Porque todos tenemos que presentarnos ante el tribunal
de Cristo, para que cada uno reciba lo que le corresponde mientras que estaba
en el cuerpo" (2Corintios 5,10); "Para resucitar en Cristo es necesario
dejar este cuerpo para ir a morar cerca del Señor"(2Corintios 5,8);
"estamos siempre confiado, sabiendo que mientras habitemos en el cuerpo, caminamos
lejos del Señor" (2Corintios 5,6); "Gemimos en este estado, deseando
ardientemente que sea revestido de nuestra habitación celestial" (2Corintios
5,2; Hebreos 13,14), para ser trasladados "al reino de su amado Hijo" (Colosenses
1,13), y estar "siempre con el Señor" (1Tesalonicenses 4,17).
Si Cristo está en vosotros, el cuerpo ciertamente está muerto
por el pecado, más el espíritu vive por la justicia" (Romanos
8,10-11); "hasta a los muertos ha sido anunciada la Buena Nueva" (1Pedro 4,6);
Véase también (Hechos 2,31; Efesios 4,8-9; 1Pedro 4,6). Pues
el Altísimo "no es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para El
todos viven" (Lucas 20,38); asimismo "Cristo murió y volvió
a la vida para ser Señor de muertos y vivos" (Romanos 14,9); y todo
el que crea en su poder "aunque muera vivirá" (Juan 11,25). "Porque
el hombre se va a su morada de eternidad" (Eclesiastés 12,5), a la
Jerusalén celestial (Gálatas 4,26; Hebreos 12,22), "los lugares
celestiales en Cristo" (Efesios 1,3; 2,6-7), ya que somos ciudadanos del cielo
(Filipenses 3,20). Aquí también están las almas de los
mártires (Apocalipsis 6,9-11; 20,4). Incluso , la parte que resucita
en el hombre es el "espíritu" que vuelve a unirse al "cuerpo material" (1Reyes 17,22; Ezequiel 37,5).
6. Los Testigos de Jehová escriben en
su artículo "El pequeño ha llegado a ser mil" de la revista
La Atalaya, del 1 de enero de 2000; pág 12. Que solamente 144000 elegidos
"quienes, junto con Jesucristo, son coherederos del reino celestial".
Mientras que en el año 1935 se entendió que las "otras ovejas"
pertenecen a la "gran muchedumbre" de todas las naciones...tienen la esperanza
de vivir para siempre el en paraíso terrestre". De igual manera, afirman
en otras publicaciones que el resto de la humanidad que no acepte sus enseñanzas,
serán aniquilados de la faz de la tierra, incluyendo "todo el sistema
de cosas perverso de Satanás, con su religión falsa (el cristianismo),
sus políticos corruptos, su sistema comercial avariento y sin escrúpulos,
y sus ejércitos destructores" (La Atalaya, 1 de febrero de 2004; pág
12).
Sobre este punto, han tomado al pie de la letra
dos pasajes bíblicos del libro de las Revelaciones (7,9-14; 14,1).
Sin embargo, los exegetas han explicado que el número "144000" es un
número simbólico que no aparece en ningún otro texto
de Las Escrituras, descifrado de la siguiente manera [12(equivalente a las
doce hijos de Jacob) X 12(equivalente a los doce apóstoles) X 1.000
(equivalente a plenitud)]; es decir muchos serán los seres humanos
que alcancen la salvación eterna en el cielo.
Jesucristo nos enseña a pedir por el reino
de Dios en los cielos (Mateo 6,9-10. 33); Es más, en el sermón
del monte, nos exhorta a creer que "los de corazón humilde recibirán
la tierra como herencia", pero al final; ellos con los otros "bienaventurados"
tendrán su recompensa en el cielo (Mateo 5,3-12, comparar con Salmo
37,11). Tampoco Cristo Jesús da un número preciso de los que
irán al "reino de su Padre" en el juicio de las naciones (Mateo 25,31-46).
Ya que "vendrán de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, y se
sentarán a la mesa del reino de Dios" (Lucas 13,29); "muchos son los
que vendrán" (Mateo 8,11); "la congregación de los primogénitos
que están inscritos en los cielos" (Hebreos 12,23), "todos los hombres
verán la salvación de Dios"(Lucas 3,6; Isaías 40,5),
que es "una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada
en los cielos para vosotros" (1Pedro 1,4). Incluso en el Apocalipsis
los "144000" elegidos "han sido rescatados de entre los hombres como primicia
para Dios y el cordero" (14,4). Sí los llama "primicia" significa que
solo son los primeros en recibir la salvación, y aún faltan
muchos más por venir llamados "la gran muchedumbre" (7,9; 19,1).
Del mismo modo, el "paraíso" que menciona
la palabra de Dios es el cielo como el que le promete Jesús en la cruz
al buen ladrón (Lucas 23,42-43), y no un paraíso venidero en
la tierra. Así lo da a entender el apóstol Pablo: "Conozco a
un hombre que cree en Cristo y en que hace catorce años fue llevado
al tercer cielo. No sé si fue llevado en cuerpo o en espíritu,
Dios lo sabe. Pero sé que ese hombre fue llevado al paraíso"(2Corintios
12,2-4).
7. Al referirse a la Iglesia Católica
utilizan términos como "falsa cristiandad", "Babilonia la grande",
"religión apóstata" o "religión falsa" (La Atalaya, págs
4-5; del 1 de noviembre de 2001; La Atalaya, págs 19-22; del 1 de mayo
de 2002). Para tener una clara idea del odio que sienten por nuestra religión,
encontramos en La Atalaya del 15 de diciembre de 1999, en la pág 18,
la siguiente descripción textual: "Poco después de la muerte
de los apóstoles, se formó una clase clerical separada que oprimía
al rebaño y usaba vestiduras distintivas. La apostasía se extendió
como gangrena. Cuánto desanimó este hecho a los cristianos fieles.
Vieron cómo un culto corrompido eclipsaba a la provisión recién
establecida para la adoración pura, y todo ello sin siquiera haber
transcurrido un siglo desde que Cristo fundó la congregación".
Lo que no tienen en cuenta los Testigos
de Jehová es que el Mesías al fundar su Iglesia, había
advertido que de la misma "congregación de creyentes" iban a salir
"falsos profetas" que querrán acabar con Ella (1Corintios 1,10; 11,18-19;
Gálatas 1,6-9; 1Tmoteo 6,3-5; Tito 3,10-11; 1Juan 2, 18-19); lo que
ya había sido pronosticado en la parábola de la "cizaña
en el trigo" (Mateo 13,24-30), pero que en ningún momento podría
exterminarla(Mateo 16,18; 28,20; 24,35). Pues es la misión de los pastores
del verdadero rebaño (desde los inicios del cristianismo), cuidar de
que esto no suceda (Hechos 20,25-30; Hebreos 13,7.17; Filipenses 1,1; Tito
1,5.9; 2.1), con la asistencia del Espíritu Santo (Juan 14,26; 16,13).
Porque existe una íntima unión entre Dios, Jesús y la
Iglesia "por todos los siglos y para siempre" (Efesios 3,21); y no a partir
del año 1914, como lo dan a entender en su tratado "Cultivemos
la obediencia mientras se acerca el fin", La Atalaya, págs 18.19;
de octubre 1 de 2002.
8. Por ser una congregación fatalista,
los Testigos de Jehová han anunciado de manera equivoca la segunda
venida del "Hijo de Dios". Russell aseguró primero que sería
en el año 1874 (El arpa de Dios, Ed 1954, Págs 239-242); después
cambió la fecha para 1914 (La Atalaya, 15 de enero de 1892). Por su
parte, el juez Rutherford lo hizo para 1925 (Millones que ahora viven no morirán
jamás, Ed 1921, pág 88); y para ello, mandó a construir
una enorme mansión en San Diego (California), llamada "la casa de los
príncipes" para cuando resucitarán los patriarcas del Antiguo
Testamento[La Biblia nos explica que Abraham, Isaac y Jacob estarán
es en el reino de los cielos (Lucas 8,11)] . Pero al ver que esto no
sucedió, se fue él mismo a vivir allí hasta su muerte
ocurrida en el año de 1942. Por último, su tercer presidente
Natahn H. Knorr, le encomendó la misión a su vice-presidente,
Federick W. Franz (quien luego sería el cuarto presidente); quien la
profetizó para el año 1975 (Vida eterna en la libertad de los
hijos de Dios, Ed 1966). Hoy en día, no se atreven a especificar otra
fecha por temor a caer en la misma encrucijada, ya que muy tarde comprendieron
la señal del Evangelio: "Manténganse ustedes despiertos, porque
no saben qué día va a venir su Señor" (Mateo 24,42).
Algo que sí han reconocido honradamente
es en admitir que sus jefes máximos (siete en total), llamados como
"el cuerpo gobernante" o también "el esclavo fiel y discreto": "Este
grupo de fieles hermanos ungidos siguen siendo cristianos imperfectos. Aun
teniendo las mejores intenciones, pueden equivocarse". (La Atalaya, pág
17; 1 de diciembre de 2002).
9. Otro error característico es la interpretación
que tienen de la muerte de Jesucristo, pues todas sus representaciones artísticas
de los últimos tiempos, lo muestran clavado en un "madero" en forma
vertical, con las manos encima de la cabeza sujetadas por un solo clavo (El
hombre más grande de todos los tiempos, Ed 1991; pág 125). No
obstante, el Nuevo Testamento enseña que el Salvador murió en
una Cruz (1Corintios 1,17), tal como aparece en su anterior libro "El arpa
de Dios" pág 132; y en La Atalaya del 1 de enero de 2000, pág
9; aclaran que hasta "en la década de los años veinte, muchos
Estudiantes de la Biblia (así se llamaban en ese entonces) llevaban
una insignia con una cruz y una corona". Igualmente, el texto de Mateo (27,37),
especifica que fue por encima de la cabeza del Señor que "pusieron
un letrero, donde estaba escrito la causa de su condena", o también,
en Juan (20,25), se habla de "las heridas de los clavos" en sus manos.
Por el lado de la arqueología también
le da la razón a la Iglesia Católica y a las demás confesiones
cristianas, pues se sabe de un descubrimiento realizado en 1968 al norte de
Jerusalén, de los restos humanos de un condenado de unos 35 años
de edad, crucificado y con los huesos aún perforados por un clavo de
18 centímetros. El estado de los huesos indicaba que los brazos de
la víctima estaban efectivamente desplegados hacia los lados, y los
tobillos fijados a la cruz.
10. En el plano médico los Testigos de
Jehová han sido noticias muchas veces cuando alguno de sus integrantes
o familiares, incluyendo pequeños niños han muerto por no suministrares
una transfusión sanguínea para salvarles la vida. Según
ellos, la sangre es sagrada y no hay que usarla para ningún propósito
humano (La Atalaya, Págs 29-31; del 15 de junio y del 15 de octubre,
págs 30-31; del año 2000), y para ello, demuestran tal prohibición
argumentando dos citas bíblicas (Levítico 17,11; Hechos 15,28-29).
Claro está, que la revelación divina nos explica que lo que
contamina al hombre, no es lo que entra al cuerpo sino lo que sale de él
(Mateo 15,11); porque "la sangre de Jesús es verdadera bebida de salvación
eterna"(Juan 6,54-55). "Cristo puso fin a la ley que consistía en mandatos
y reglamentos" (Efesios 2,15); con El se da una "nueva ley" (Romanos 7,6;
2Corintios 3,6); la prohibición del decreto mosaico de la sangre (1Samuel
14,32-33); queda completamente abolido en la "Nueva Alianza" (Hechos 10,9-15;
Romanos 14,6.17; 1Corintios 8,8.10; 10,25-31; Gálatas 5,1.18;
Colosenses 2,16; 1Timoteo 4,1-4; Santiago 4,12). Dios es amor (1Juan 4,8),
y sus mandamientos, son mandamientos de amor (1Juan 5,3); por lo tanto ¿Qué
es más importante para Jehová: la ley antigua y al pie de la
letra, o el amor?
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