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sábado, 2 de enero de 2021

¡Adiós, 2020! El año de las dos plagas

 Con la pandemia por el coronavirus se ha instaurado una nueva normalidad que ha derivado en una nueva forma de autoritarismo

José Gregorio Martínez José Gregorio Martínez 31 diciembre, 2020


El mundo despide el año 2020 con la esperanza puesta en las vacunas para frenar la pandemia en 2021. (EFE)

Con la natural combinación de nostalgia y entusiasmo, la humanidad se preparaba hace un año para recibir al prometedor 2020. No faltaron las habituales listas de deseos y promesas para el año nuevo, celebraciones multitudinarias en sitios públicos y derroches pirotécnicos. Pero el 31 de diciembre de 2019 también se gestaba una tragedia. Ahora, nada es igual. Hoy, el mundo desea como nunca antes que termine esta vuelta al Sol. El COVID-19 que salió de la ciudad china de Wuhan deja un balance de casi dos millones de muertos y al planeta sumido en la peor recesión económica desde la Segunda Guerra Mundial. Pero esta plaga no vino sola. Con la pandemia se ha instaurado una nueva normalidad que ha derivado en una nueva forma de autoritarismo.


No es una novedad hablar de pandemias y autoritarismo. Al menos una docena de pandemias han azotado a la humanidad, siendo la viruela, el sarampión y la gripe española las más letales. De igual manera, los regímenes autoritarios, tanto militares como burocráticos –según la clasificación del politólogo Mark Gasiorowski–, han oprimido a los pueblos a lo largo de la historia, sin despreciar su letalidad.


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En 2020, las restricciones gubernamentales con la excusa de proteger a los ciudadanos de la pandemia en un mundo globalizado han convertido a esta dupla en un cóctel explosivo que ha permitido limitar los derechos humanos y las libertades civiles sin derecho a protesta.


Estructura de poder dictatorial

Después de la emergencia sanitaria, la expansión del poder del Estado ha sido el peor mal que el coronavirus ha desatado en las sociedades. Los estrictos confinamientos se han convertido en mecanismos de control que han permitido a los gobiernos crear una estructura de poder dictatorial que probablemente nunca estén dispuestos a abandonar.


“Una vez que la gente se haya acostumbrado a las medidas de emergencia, sus gobernantes estarán reacios a permitir que ese estado de emergencia tan útil termine, al menos no hasta que llegue otra emergencia igual de útil”, indica un artículo publicado en Breitbart por John Hayward, editor adjunto de Seguridad Nacional.


La advertencia va incluso más allá, al sostener que la pandemia podría redefinir los derechos humanos y las libertades civiles. Como mínimo, es probable que los gobiernos del mundo libre utilicen la pandemia para justificar un mayor control sobre las riquezas del sector privado, alegando que el derecho a estar protegido contra cualquier otra crisis de esta magnitud está por encima de cualquier otro derecho, agrega el medio conservador estadounidense.


El brutal totalitarismo chino

Antes de llegar a este control estatal prolongado, la humanidad pasó por una serie de violaciones a sus libertades individuales. La libertad de movimiento es sin duda la más evidente, pero también se han visto afectadas la libertad de expresión, la libertad de prensa y la libertad política.


En su disertación sobre derechos humanos durante la crisis por el coronavirus, Human Rights Watch (HRW) alertó que las medidas para frenar la propagación del COVID-19 debían estar basadas en evidencia científica y apegadas a las legislaciones vigentes. Y esto en muchos casos no ha sido así.


China parece ser el origen de las dos plagas de 2020. La política sanitaria del régimen comunista para controlar el virus originado en su territorio mostró el lado más brutal del totalitarismo. HRW denunció que en los días más oscuros del brote en el país asiático, las autoridades al mando de Xi Jinping asesinaban a personas infectadas –niños incluidos– y a las más afortunadas las encerraban en sus casas soldando las rejas de las puertas y ventanas.


Sin importar el alto costo en materia de derechos humanos, la República Popular China –con más de 1400 millones de habitantes– se jacta de terminar el año con apenas 95944 casos de coronavirus y 4782 muertes. Esto, al menos, según las cifras oficiales, constituye un supuesto éxito en el manejo de la pandemia que el régimen de Pekín quiere mostrar como evidencia de la eficacia de su sistema de gobierno.


“El Partido Comunista Chino (PCCh) cree que el virus que desató sobre la humanidad marcará el comienzo del triunfo definitivo del poder autoritario centralizado sobre la democracia de libre mercado, porque supuestamente estaría demostrando que solo los regímenes autoritarios han podido lidiar con una crisis masiva como el coronavirus chino”, destaca el artículo de Breitbart.


Insólitas restricciones de movilidad

La libertad de movimiento incluyó restricción de vuelos, cierre de escuelas e iglesias y toques de queda que a su vez acarreaban multas y detenciones en caso de incumplimiento. En Colombia incluso murió un hombre de 45 años, quien recibió descargas eléctricas con una pistola taser por violar la cuarentena.


Destacan otros casos de restricciones insólitas en Latinoamérica, que a todas luces han demostrado el único deseo de los gobiernos por controlar la movilidad de la población sin ningún estudio que respalde las medidas implementadas.


En Perú y Panamá, por ejemplo, la restricción que se aplicó inicialmente para transitar era según el sexo. Y en Venezuela, el régimen de Nicolás Maduro cerró en diciembre nuevamente el espacio aéreo, dejando habilitadas únicamente las rutas desde y hacia México, Bolivia y Turquía.


Restricciones a la libertad de expresión y de prensa

La condena de cuatro años de prisión impuesta esta semana a la periodista china Zhang Zhan por haber informado sobre la aparición del coronavirus en Wuhan es la mayor muestra de las violaciones a la libertad de prensa. Pero este no es el único caso en China ni en el mundo. Reporteros Sin Fronteras (RSF) precisó en su más reciente informe que más de 135 miembros de la prensa en el mundo han sido encarcelados por informar sobre la pandemia. La mayoría en la región Asia Pacífico, con 55 casos.


Respecto al concepto más amplio que comprende la libertad de expresión, la Organización de Naciones Unidas (ONU) alertó que en países como Bielorrusia, Camboya, Irán, Egipto, India, Myanmar, Turquía y China, los gobiernos se han aprovechado de la pandemia para cercenar la libertad de expresión.


“La gente ha muerto porque los gobiernos han mentido, ocultado información, detenido reporteros y criminalizado a personas bajo el pretexto de haber ‘difundido información falsa’”, señaló David Kaye, relator especial de la ONU para la Libertad de Expresión, según la información recogida por Breitbart en julio.


La pandemia cómo arma política 

La pandemia también fue particularmente útil para influir en la política de muchos países. En algunos casos se celebraron elecciones ignorando las advertencias de propagación del virus y en otros se cancelaron comicios a conveniencia de una parcialidad política. Por ejemplo, en Estados Unidos, el Partido Republicano ha señalado que el considerable aumento en la votación por correo afectó el resultado de la elección, el cual sigue disputando en el terreno legal el equipo del presidente Donald Trump.


En Bolivia se postergó la fecha de las elecciones presidenciales en dos oportunidades, hasta que finalmente se llevaron a cabo el 18 de octubre los comicios que marcaron el regreso del partido de Evo Morales al poder. Regímenes totalitarios como Irán y Venezuela también celebraron elecciones en 2020. En ambos casos se trató de un teatro político para vender una aparente normalidad democrática que la mayor parte de la comunidad internacional no compra.


Un estudio de Freedom House publicado en octubre reveló que, en general, desde que comenzó el brote por el coronavirus, se produjo un deterioro de la democracia y los derechos humanos en 80 países. “Lo que comenzó como una crisis de salud mundial se ha convertido en parte en una crisis mundial de la democracia. Los gobiernos de todas partes del mundo han abusado de sus poderes en nombre de la salud pública, aprovechando la oportunidad para socavar la democracia y los derechos humanos”, fueron las palabras del presidente de Freedom House, Michael Abramowitz, recogidas por Breitbart.


Las cifras que no se pueden ocultar

Ese autoritarismo creciente que vino con la pandemia parece estar pasando por debajo de la mesa. Las elites gobernantes y los medios al servicio del globalismo prefieren no hablar de esta realidad o desacreditarla, calificándola como teoría conspirativa. Pero lo que no se puede ocultar son los números alarmantes que deja el coronavirus al cierre del año.


Según el conteo del Centro de Recursos de Coronavirus de la Universidad Johns Hopkins, 2020 se despide dejando 83.192.664 contagiados y 1.813.087 muertos por COVID-19 en el mundo. Estados Unidos se mantiene como el país más afectado con 19.893.290 casos y 344.399 fallecidos.


Las medidas de suspensión de actividades adoptadas por los distintos gobiernos para contener la propagación del coronavirus hunden la economía del planeta, que termina 2020 con la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial. Irónicamente, entre las grandes economías, solo China –país donde se originó el virus– experimentará un crecimiento al cierre del año.


El informe Perspectivas económicas del Banco Mundial proyecta una contracción global de -5,2 % para el acumulado de 2020. En el caso de Latinoamérica el desplome de la economía se estima en -7,2 %.


China, el único beneficiado

Asia oriental y el Pacífico es la única región del planeta que experimentará un crecimiento en el año de la pandemia, aunque será de apenas 0,5 %. Un balance positivo impulsado por China, que espera un crecimiento de 2 % para 2020 y de 8,4 % para 2021.


En contraste, Estados Unidos –el país más golpeado por el coronavirus– cerrará 2020 con su economía en números negativos (-3,6 %), según estimaciones reseñadas por Axios. Para 2021 la Unión Americana recuperaría la senda de crecimiento y podría alcanzar un discreto 4 %.


Inevitablemente, China se cuelga la medalla como la gran economía con mayor crecimiento del planeta en el año de la plaga del coronavirus que salió de su territorio y la plaga del autoritarismo que se exacerbó en casi todos los rincones y que el régimen comunista de Pekín quiere vender como el sistema más eficiente.

(https://panampost.com/jose-gregorio-martinez/2020/12/31/adios-2020-dos-plagas/?fbclid=IwAR32Kkyj5qfEg1nFXmgQa7KRNIXrs8Btn8N3rcJR8mDVJl2CxRVItVY6rCs)

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