La Iglesia ante el desafío de las sectas

     

EL FENÓMENO DE LAS SECTAS

Encuentro de estudio en la Domus Santa Marta

MARIA TERESA PONTARA PEDERIVA

ROMA

El Vaticano monitorea desde hace tiempo este fenómeno: mientras en diferentes regiones del mundo la escasez de sacerdotes induce a la clausura de Iglesias y parroquias, aumentan los nuevos movimientos religiosos, sobre todo los que se configuran como sectas. La mayor parte de estos grupos no pueden definirse ni siquiera como cristianos.

Es lo que sucede en Asia –por ejemplo en las Filipinas–, en África e incluso en Europa y América del Norte, en donde miles de bautizados no tienen pastores. En América Latina el fenómeno alarma bastante y desde hace años a no pocos obispos del CELAM, tanto que decidieron lanzar una especie de «misión permanente».

Ayer se llevó a cabo un encuentro sobre el tema de los Nuevos Movimientos Religiosos en la Domus Santa Marta, residencia del Papa Francisco, por iniciativa del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso. El presidente del dicasterio, el cardenal Jean-Louis Tauran, inauguró y clausuró el evento, mientras que el secretario, el padre Miguel Ángel Ayuso Guixot, fue el moderador. «El objetivo de esta iniciativa –explicó el portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi– fue el de ofrecer una oportunidad para profundizar sobre un tema que merece atención y reflexión».

Ya desde 1986, el Pontificio Consejo para el Diálogo Religioso (entonces todavía Secretaría para los no cristianos, tal y como lo había nombrado Pablo VI), la Congregación para la Evangelización de los pueblos y los Pontificios Consejos para la Unidad de los Cristianos y de la Cultura publicaron un informe titulado “El fenómeno de las sectas y los nuevos movimientos religiosos: desafío pastoral”. Este informe nació de un cuestionario que fue enviado dos años antes a las Conferencias Episcopales y a los Dicasterios del mundo; del trabajo desarrollado nació la antología “Sectas y nuevos movimientos religiosos: textos de la Iglesia católica (1986-1994)”. En 2003, la publicación del volumen “Jescristo portador del agua viva. Una reflexión cristiana sobre la «New Age»”, editado por los Pontificios Consejos de la Cultura y para el Diálogo Interreligioso, dio pie a la creaci’on, en 2004, de una Consulta Internacional sobre el Fenómeno de la “New Age”.

El encuentro del 16 de mayo, en el que participaron alrededor de 40 estudiosos de los diferentes dicasterios vaticanos, de algunas Pontificias Universidades, de la Conferencia Episcopal Italiana y del Vicartiato de Roma, fue «un paso más en la vía de la reflexión, del estudio y de la búsqueda de respuestas pastorales eficaces», según indicó la nota de la Sala de Prensa del Vaticano.

«El neo-protestantismo está atacando» el punto débil de la Iglesia católica, «es decir a las comunidades que no tienen pastores y ya han arrancado, a nivel mundial, entre 200 y 300 millones de fieles», indicó en noviembre del año pasado (la revista de actualidad pastoral “Settimana”) el padre Lorenzo Carraro, misionero comboniano en Filipinas. El misionero propuso que la ordenación de los “viri probati”, laicos casados capaces de guiar a las comunidades, podría ser una solución.