El fenómeno de las "Maras" o pandillas de delincuentes de origen salvadoreño, es un fenómeno sectario de estirpe satánica, no solo por estar unido al consumo de drogas, sino por la violencia irracional -inhumana, propiamente preternatural o angélica, proveniente del Ángel caído, Satanás- que anima a sus integrantes.
Afirmamos que se trata de un fenómeno sectario satánico porque el individuo que ingresa en estas narco-pandillas se somete, voluntariamente, a una doble esclavitud: mental, ya que la estructura de gobierno y de pertenencia de la Mara es la de una secta -y de las sectas, de las más peligrosas y destructivas- y espiritual, porque la extrema violencia -una violencia más feroz que las de las bestias salvajes, porque se trata de una violencia anti-natural- que caracteriza a estas pandillas, no se explica por las solas pasiones humanas, sino por el odio satánico que, anidando en los corazones de los pandilleros, los atiza de manera tal que los induce a matar a su prójimo sólo por el hecho de pertenecer a la "Mara" contraria, o por no ceder a sus exigencias delictivas.
Se trata de un fenómeno propio de estos oscuros tiempos, tiempos de "tinieblas y sombras de muerte", cuya solución no se logrará con simples medidas políticas, judiciales y policiales, aún cuando tengan las mejores intenciones, porque su origen es espiritual: la ausencia de Dios en las almas de los integrantes de estas sectas narco-satánicas es suplantada por la entronización en estas mismas almas, del Príncipe de las tinieblas.
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