San Josemaría contra la Masonería

 

SAN JOSEMARIA CONTRA LA MASONERIA

El Instituto de Cultura del Centro Universitario de Estudios (CUDES), residencia que es obra corporativa del Opus Dei, publicó hoy en su página de FB un artículo haciendo publicidad a la Masonería en la Argentina. Después de algunos comentarios en contra lo eliminaron. Dicen que se les metió un "hacker". Dios sabrá. Por las dudas me permito citar algunos textos de San Josemaría en los que denuncia a esta secta anticatólica, incluso bajo una visión que hoy sería considerada "conspiranoica". Sabrán los miembros del Opus Dei quién tiene más autoridad en la Obra, si su Fundador o Roberto Bosca, "alma mater" del Instituto de Cultura. O el mismo Magisterio de la Iglesia, que tiene más de 20 documentos condenatorios de la Masonería entre 1738 y 1985. Decía San Josemaría en Camino: "¿No ves cómo proceden las malditas sociedades secretas? Nunca han ganado a las masas. —En sus antros forman unos cuantos hombres-demonios que se agitan y revuelven a las muchedumbres, alocándolas, para hacerlas ir tras ellos, al precipicio de todos los desórdenes... y al infierno. —Ellos llevan una simiente maldecida". Y también: "Decidme cuántos grandes periódicos —de éstos que tienen millones de lectores, y hacen y deshacen la opinión pública mundial— conocéis vosotros, que estarán llevados por católicos practicantes: no hay ninguno. En cambio, esa prensa está dirigida por protestantes, por judíos, por masones o por marxistas practicantes. Pensad en las cuatro o cinco grandes agencias internacionales de noticias, que monopolizan actualmente la información diaria de todo el mundo: apenas hay gente católica, que influya allí. Pensad en las grandes productoras de películas, en las distribuidoras internacionales, en las agencias publicitarias, en las cadenas de salas cinematográficas..., y veréis que tampoco hay presentes los católicos. En todas partes se han dejado preceder a los católicos. Si los enemigos de Dios no han ocupado todos los puestos, no es porque han encontrado en algún sitio a los católicos trabajando ya con eficacia, sino porque no les estorba en lo más mínimo que haya otros en posiciones periféricas. Ellos han concentrado el esfuerzo en conquistar los puntos neurálgicos, y desde allí lo controlan todo, dejando que los demás se muevan sólo lo imprescindible para dar una apariencia de variedad, para disimular el monopolio" (Carta del 30/04/1946). Eso sin olvidar las tres manchas que había que combatir y sobre las que insistió al final de su vida: la mancha verde del hedonismo, la mancha roja del marxismo y la mancha negra del laicismo.