Al mejor estilo de adoctrinamiento sectario de tipo stalinista-maoísta, en el que el líder es ensalzado a la categoría de dios viviente, en la Argentina de los años '50 se utilizó una táctica similar por medio de instituciones gubernamentales. Como sucede con las sectas, el gravísimo daño psicológico, moral y espiritual producido a generaciones enteras, es irreparable, puesto que una vez que la masa sectaria alcanza el grado de fanatismo irracional -esto sucede cuando se asimilan las falsedades ideológicas de la secta como verdades dogmáticas irrefutables, como por ejemplo, que el líder sectario nunca se equivoca-, se pueden presentar todo tipo de pruebas racionales acerca de la perversidad de este obrar, pero la masa fanatizada y asimilada por la secta será incapaz, literalmente, de pensar por sí misma, llegando a defender hasta con su propia vida, a aquellos sectarios que lo esclavizan mentalmente y lo empobrecen espiritual, moral y materialmente.
He aquí el tristísimo ejemplo de lo que decimos.
Lo que vas a ver a continuación son algunos fragmentos de tres libros para niños llamados "Alelí", "Evita", y "Niños felices", todos publicados entre 1952-1954.
Estos "textos escolares", todos autorizados por el Ministerio de educación, se utilizaban obligatoriamente en 1º y 2º grado de las escuelas públicas en casi todo el país.
Los tres libros son bastante cortos, y a pesar de que su supuesta función es enseñar a los niños a leer y conocer cosas básicas, en practicamente todas las páginas se nombra a Evita o Juan Domingo Perón haciendo eco de su enorme bondad y grandes logros.
Acá algunas de las páginas con las que los niños de 1º grado se encontraban al abrir sus libros:
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