Luis Santamaría | Ene 31, 2017
Crece de forma alarmante el consumo de un alucinógeno de la región amazónica en retiros espirituales
El pasado 26 de enero, la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) informaba de la suspensión de una conferencia sobre ayahuasca y psicoterapia en una parroquia de Vitoria (España). En cuanto el párroco fue alertado de lo que se iba a realizar, canceló el acto, que se celebró en otro lugar cercano.
El mismo día, el diario francés Libération publicó un interesante reportaje sobre la gran difusión que está habiendo de esta sustancia alucinógena en Europa. Curiosamente, el artículo estaba firmado en Madrid por el corresponsal del rotativo en España, y llevaba por título: España: ayahuasca, la droga que remueve las tripas.
Una sustancia de moda
La ayahuasca o “yagé” es una bebida de carácter alucinógeno preparada tradicionalmente por chamanes de diversas tribus indígenas de la zona del Amazonas. Se elabora a partir de la liana Psychotria viridis (propiamente la ayahuasca) y del arbusto llamado chacruna (Banisteriopsis), que contiene dimetiltriptamina o DMT, una sustancia psicoactiva).
A pesar de que su uso, tenencia y tráfico están prohibidos o penados en muchos países, y en otros se encuentra en el limbo de la alegalidad, está haciendo furor en Occidente, fuera de las fronteras naturales e históricas del que era, hasta ahora, su uso ordinario.
Tal como revela Libération, hay varios chamanes instalados en Europa, y se mueven con frecuencia organizando encuentros y retiros en los que se consume esta sustancia, con reclamos que están entre lo espiritual y lo psicoterapéutico (por ejemplo, en la conferencia organizada en Vitoria se hablaba de “profundización de las comprensiones en puntos clave de la evolución personal”, y su ponente se presentaba como “psicólogo y psicoterapeuta holístico” y “experto en estados expandidos de conciencia”).
En su reportaje, el periodista francés cuenta una sesión de toma de ayahuasca de la que fue testigo en la sierra de Madrid, y recoge algunos testimonios de los participantes.
Un estudiante afirma estar fuera de su cuerpo, una madre de familia señala que “me vi reencarnada bajo la forma de animales salvajes”, un informático en la cincuentena también tuvo ocasión de revisar su existencia anterior (y de aprender más en esa noche que en muchos años de psicoanálisis), un corredor cuenta que esta práctica le ayudó a superar su adicción a la cocaína, y un joven geógrafo dice haber hecho “un viaje espiritual lleno de luz”.
Como puede observarse por estos testimonios, nos encontramos ante una práctica enmarcada claramente en la espiritualidad de la Nueva Era, aunque comience por la toma de un líquido preparado según los parámetros chamánicos cuyo primer efecto cierto en sus consumidores es, sin duda, vomitar.
En un segundo momento, según revelan sus propagadores –y defensores, que hay muchos– vienen los estados alterados de conciencia, el trance, las visiones, etc.
Los riesgos del consumo
François Musseau se refiere a la ayahuasca como “grial” o “poción cuasi mágica” para un cierto público de la New Age, buscadores espirituales que se mueven en propuestas desinstitucionalizadas de una religión que se funde con la psicoterapia.
Algo que sucede de forma particular en los Estados Unidos, España, Italia, Suiza, Alemania, los países escandinavos e incluso Europa oriental. Según algunos estudiosos, en ciudades como Nueva York o Los Ángeles podrían contarse hasta cien ceremonias diarias.
En el reportaje se recuerda que la ONU prohibió la ayahuasca en una convención de 1971 sobre sustancias psicotrópicas.
En Francia es considerada un estupefaciente y su difusión está siendo investigada por el organismo gubernamental dedicado al fenómeno de las sectas, la MIVILUDES (Misión Interministerial de Vigilancia y Lucha contra las Derivas Sectarias). Porque, como señala el redactor, “las derivas posibles y, por tanto, los riesgos, son reales”.
También el CIAOSN, el centro del Gobierno de Bélgica dedicado al sectarismo, ya alertó en sus informes de los años 2009 y 2010 sobre el empleo de sustancias psicotrópicas para conseguir “viajes visionarios” en las ceremonias chamánicas celebradas en este país europeo.
Entre los riesgos señalaba que este consumo “puede inducir a temores extremos que algunos consumidores no se esperan, y no están listos para integrar en sus vidas”.
Aunque se presenta la actividad como algo seguro para sus participantes, lo cierto es que en las sesiones de toma de ayahuasca, hechas en un contexto de retiro, hay casos de episodios depresivos, ataques de pánico, euforia…
Cada uno de estos encuentros, además del resto de actividades informativas y formativas, espirituales, etc., tiene como núcleo la ceremonia de ingesta, que dura varias horas, para dejar a la sustancia que haga su efecto en los participantes.
Todo está supervisado por un chamán, que puede utilizar diversos nombres o títulos (facilitador, terapeuta,…), y que se constituye en el líder del grupo mientras dura la actividad, con los riesgos que esto conlleva, también fuera del retiro.
Muertes en Iberoamérica
El reportaje de Libération también apunta a un hecho grave: el “turismo psicodélico”, ya que hasta hace poco, para poder consumir ayahuasca, sólo quedaba la opción de viajar a Iberoamérica para participar en las ceremonias chamánicas in situ.
Países como Colombia, Perú, Ecuador o Brasil han sido –y siguen siendo todavía– el destino de europeos o norteamericanos interesados en participar en esta experiencia “trascendental”.
Aunque el reportaje francés no incide en este tema, lo cierto es que el goteo de casos de muertes de jóvenes –y no tan jóvenes– turistas occidentales en Iberoamérica, asociadas al uso de la ayahuasca, ha sido constante.
Además, son frecuentes las denuncias de daños psicológicos, asaltos, robos y violaciones de personas que han tomado la sustancia. La RIES ha informado de algunos de estos sucesos en sus diversos medios divulgativos. Un breve repaso servirá de ilustración.
En marzo de 2012 el holandés Johanns Gerardus Nikkenjanp, de 53 años, fue hallado muerto en un albergue de Perú, en un caso de suicidio tras haber ingerido ayahuasca en una ceremonia.
En agosto de 2012, Kyle Nolan, un estadounidense de 18 años, murió tras una sesión ritual de consumo de ayahuasca en el Shimbre Shamanic Center Puerto Maldonado (Perú). Su chamán particular, el autodenominado “Maestro Mancoluto”, dijo haberse excedido en la cantidad de sustancia proporcionada al joven fallecido. No sólo eso, sino que enterró el cadáver a escondidas y denunció su desaparición “para no comprometer la imagen del albergue, según señaló la Policía.
En enero de 2015, la canadiense de 32 años Jennifer Logan falleció en Puerto Maldonado (Perú), en el centro de retiro Canto Luz, después de participar en una ceremonia con un chamán, en la que con toda seguridad tomó ayahuasca. La sustancia que había bebido, según el responsable de la actividad, le serviría para ver “más claro el futuro”. Logan murió de un edema pulmonar por una reacción alérgica al brebaje que había tomado, tras los vómitos habituales y con un episodio de pánico.
En septiembre de 2015, el joven de 24 años Matthew Dawson-Clarke, natural de Nueva Zelanda, murió en Iquitos (Perú) tras participar en un retiro de seis días en la selva amazónica, en el Centro de Retiro Kapitari Ayahuasca. Consistió específicamente en una “purga de tabaco”, un rito de “limpieza” preparatorio para la ingesta de ayahuasca que incluye los vómitos.
En diciembre de 2015 Andrew Freeman, un turista canadiense, asesinó a otro británico, Unai Gomes, con un cuchillo en la región de Loreto (Perú) tras haber bebido ayahuasca en el Centro de salud alternativa Phoenix Ayahuasca, que se presentaba en internet como un lugar seguro para “experimentar medicinas de plantas y explorar la verdadera naturaleza de uno mismo”.
Actuaciones policiales
Por otro lado, y aunque en España las fuerzas de seguridad ya no puedan hacer nada tras algunas decisiones de los tribunales, que amparan de hecho el uso de la ayahuasca –de forma que se ha disparado la convocatoria de retiros que incluyen su ingesta–, otros países sí se han tomado en serio esta cuestión, interviniendo directamente. Así ha sucedido en naciones como Argentina, Italia o Portugal.
(https://es.aleteia.org/2017/01/31/ayahuasca-la-droga-de-los-chamanes-que-hace-furor-en-europa/)
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