4 de Junio de 2016
Con la participación de las personas más poderosas de Europa
–caracterizadas por su ateísmo militante teórico-práctico, sumado a un notorio
anti-cristianismo-, la ceremonia de apertura del túnel intramontaña que parte
de San Gotardo, Suiza, consistió en un oscuro, inquietante y macabro ritual
satánico, según lo reportan múltiples portales digitales de todo el mundo[1].
Con una longitud de 57 kms y con un costo total de 11 mil
millones de euros, el túnel San Gotardo es el proyecto de túnel más largo y más
costoso de la historia. El túnel atraviesa los Alpes suizos, habiéndose
necesitado 17 años para completarlo; se dice que es un símbolo de la
unificación europea en un contexto de creciente nacionalismo y de cierre de
fronteras, frente al peligro del terrorismo yihadista. Para festejar la inauguración
de este túnel, se ideó y presentó una ceremonia delante de dignatarios europeos
como la canciller alemana Ángela Merkel, el presidente francés Francois
Hollande y el primer ministro italiano Mateo Renzi. Aunque la gran mayoría de
los participantes esperaba una ceremonia de carácter festivo, debieron sin
embargo asistir a un inquietante espectáculo orquestado por el cineasta alemán
Volker Hesse, en el que un hombre vestido como una cabra –en clarísima alusión
a Baphomet, la representación masónica de Lucifer- presidió todo el extrañísimo
ritual, dándole con su presencia un más que tenebroso aspecto a un espectáculo
que ya era en sí mismo tenebroso.
De manera similar a como sucedió con los juegos olímpicos de
Londres 2012[2],
la élite oculta se divierte mostrando –a “cara descubierta”- en pantalla
gigante su agenda y filosofía simbólica, escenarios dramáticos puestos en
escena en los rituales de las sociedades secretas.
Además, no hay mejor modo de demostrar el poder puro y
simple que estas élites ostentan, que colocando “el sello de aprobación de los
Iluminati” sobre enormes mega-proyectos como las Olimpíadas y las grandes
construcciones.
La ceremonia inicia con operarios vestidos con sus uniformes
naranjas, que caminan lentamente al ritmo de un tambor militar. Hay mucho de “Nuevo
Orden Mundial” en esta representación militarista de las fuerzas de trabajo: el
mundo del trabajo obedece ciegamente a la élite, que es ocultista y satanista. Mientras
los tambores aceleran el ritmo, los operarios dejan el paso militar, para
comenzar a saltar y bailar frenéticamente (contagio del espíritu ocultista de
las élites al mundo laboral). Luego, las cosas se van haciendo cada vez más
extrañas.
Un
tren transporta a un grupo de jóvenes vestidos sólo con ropa íntima blanca. Estos
hombres y mujeres vestidos de blanco representan a las masas que colmarán los trenes.
Por
alguna razón –oculta a los no iniciados-, la ceremonia se convierte en algo así
como una orgía a plena vista de todos –recordemos que el satanismo exalta las
pasiones y la lujuria, en abierta oposición a la pureza y castidad del
cristianismo-; esto sucede cuando las personas comienzan a tocarse unas a
otras. Luego de haberse retirado los operarios que marchaban como soldados “zombies”,
la ceremonia retrata a la población general –la que viaja en los trenes- como
un grupo de personas lascivas que parecen ser extremadamente sugestionables
(representa el triunfo del postulado satanista de exaltación de la
concupiscencia y de los pecados carnales).
A
partir de aquí, el evento se convierte en una abierta y explícita ceremonia
satánica, con el sobrevuelo de un Ángel caído, demoníaco, un Lucifer, con
aspecto de niño macabro. Esta escena tiene el objetivo de “honrar” a los
trabajadores que han fallecido durante la construcción del túnel. De acuerdo,
pero la pregunta es: ¿por qué un niño Lucifer que llora mientras vuela sobre
los difuntos?
Un
hombre vestido como una cabra –representación explícita de Baphomet- se convierte
en el maestro de ceremonias, mientras todos le rinden homenaje. Nótese que los
extraños personajes revestidos con una cubierta que semeja el trenzado de
cañas, no son otra cosa que la representación de un evento horroroso demoníaco de
origen africano llamado “festival Zangbeto”, en el que unos ídolos, construidos
de paja y caña, se mueven solos, luego de que los ministros del vudú realizan
sobre ellos sus pases mágicos[3].
¿Qué
tiene que ver todo esto con la construcción de un túnel? Los medios de
comunicación intentaron explicarlo diciendo que esta ceremonia representaba a
las cabras de los Alpes, lo cual justificaría la presencia del hombre-cabra. Pero
si fuera así, ¿por qué esta cabra-hombre está en una posición de evidente poder
y dominio sobre los hombres? ¿Por qué la gente se inclina ante él?
Una
extraña procesión, en la que los adeptos llevan cráneos con cuernos, como si
fueran reliquias religiosas de valor inestimable; al mismo tiempo, en sentido
contrario, un hombre lleva un cordero, que al caminar en sentido opuesto,
representa a Cristo, el Cordero de Dios, que es dejado de lado por las masas
que ahora adoran al hombre-cabra, Baphomet.
Mujeres
vestidas de blanco llevan pequeños cuernos sobre la cabeza, como diciendo: “Reconocemos
al hombre-cabra como nuestro dios”.
Durante
todo el evento, el hombre-cabra corre por todas partes, volviéndose cada vez
más frenético y agitado. Todo está ambientado con sonidos extraños, que incluyen
gritos y lamentos.
La
segunda parte de la ceremonia se desarrolla fuera del túnel, continuando con el
mismo hilo narrativo. Trabajadores “zombies” van en primera fila, seguidos por
personas en ropas íntimas, que se preparan para recibir al mismo Satanás. Por
alguna razón, los trabajadores se quitan sus ropas de operarios, quedándose en
ropa íntima y colocándose en formación militar. Estos jóvenes en ropas íntimas
aparecen con aire confuso: así es como la élite percibe a las masas, como
gentes que no piensan y que sólo obedecen ciegamente sus órdenes.
Una
vez más, la ceremonia representa la muerte de los trabajadores, en una
modalidad más que todo inquietante, con tres operarios que aparecen suspendidos
en el aire, muertos.
Los
fantasmas flotan frente a un “ojo que todo lo ve” –otra representación
ocultista de Satanás-. ¿Es la élite que celebra el sacrificio humano?
El
hombre-cabra hace su ingreso, precedido por personas que visten velos blancos,
como una esposa antes del matrimonio: parodia grotesca y satánica de la unión
esponsal y mística del Cordero de Dios, Jesucristo, con la raza humana, por la
Encarnación; aquí, se trata de los desposorios demoníacos de la humanidad con
Satanás.
Mientras
el hombre-cabra danza en torno al palco, gritando como poseído por demonios, en
la pantalla gigante aparece su rostro, visiblemente encolerizado (Satanás vive en un estado de odio permanente). Además, se
observan tres escarabajos (recordemos que el escarabajo también tiene un
significado ocultista). ¿Satanás ve a los obreros muertos como simples
insectos?
Mientras
bailarines vestidos de blanco se inclinan en adoración al hombre-cabra, un
círculo de ojos vigila sobre ellos, confirmando así, con esta adoración
explícita al demonio por parte del hombre, que la ceremonia es una evidente
consagración satánica de la humanidad a Satanás, dirigida por la élite oculta.
Una
mujer reviste al hombre-cabra con una capa blanca, como diciendo, “Ahora eres
el rey del mundo”. Se cumple así el sueño de Satanás de ser adorado por el hombre,
desplazando al Cordero de Dios, Jesucristo, del corazón humano.
La
élite oculta se basa en el poder y en el simbolismo, ambos representados en la
ceremonia de apertura del túnel más profundo y largo del mundo. Por esta ceremonia,
la élite dice al mundo que controla las reservas y la fuerza laboral del mundo.
En otras palabras, son los únicos que pueden llevar a cabo este tipo de
proyectos y esto es posible porque controlan la política, las finanzas y el
mundo de los negocios. Además, con la puesta en escena de ceremonias
explícitamente ocultistas, la élite dice al mundo: “Es en esto en lo que
creemos, es esto lo que pensamos de ustedes y no hay nada que puedan hacer al
respecto”.
La ceremonia de apertura de San Gotardo ha transformado una
gran obra de ingeniería en una ceremonia religiosa dedicada a Baphomet, lo cual
no deja de llamar la atención en una Europa declaradamente anti-cristiana y
atea. Hacia el final, y en explícita aprobación de todo cuanto ha sido representado,
los más poderosos de Europa se han levantado de sus butacas y han ofrecido una
ovación a esta ceremonia dedicada al verdadero amo y señor de las élites,
Satanás.
Con
nuestro Señor Jesucristo, el Cordero de Dios, decimos: “Es la hora de las
tinieblas” (Lc 22, 53).
Oye, esto no lo citas, y eso que lo fusilas y —por desgracia— lo retuerces.
ResponderEliminarhttp://vigilantcitizen.com/vigilantreport/opening-ceremony-worlds-largest-tunnel-bizarre-occult-ritual/
Puestos a citar, es honrado aclarar TODAS las fuentes.
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