Primeras dimisiones dentro del Camino sinodal alemán. Cuatro teólogas han anunciado que renuncian a seguir participando de las asambleas sinodales.
A pesar de los esfuerzos por vendernos que la primavera sinodal es maravillosa y estupenda, no todo lo que reluce es oro. Las teólogas alemanas Katharina Westerhorstmann, Hanna-Barbara Gerl-Falkovitz, Dorothea Schmidt y Marianne Schlosser escribieron esta semana un artículo en el diario Welt en donde denuncian que «la Iglesia católica en Alemania se aleja cada vez más de la Iglesia universal».
En el escrito, afirman que el objetivo declarado del camino sinodal fue el procesamiento de los abusos sexuales. “En el curso de esto, sin embargo, las enseñanzas y creencias católicas centrales también fueron cuestionadas. Ya no podemos seguir por este camino, en el que, en nuestra opinión, la Iglesia en Alemania se está alejando cada vez más de la Iglesia universal”, dice el artículo. Westerhorstmann, Gerl-Falkovitz, Schmidt y Schlosser no participarán en la última asamblea sinodal del 9 al 11 de marzo en Frankfurt. Las cuatro mujeres eran delegadas de la Conferencia Episcopal Alemana sobre el Camino Sinodal desde 2019.
De este modo empiezan a surgir voces dentro de la Iglesia en Alemania que arremeten contra las propuestas cismáticas de los obispos alemanes. Lo interesante de esto, es que resulta también esperanzador que entre el laicado alemán, no todo está perdido, aunque quizá sean una minoría, pero siempre menos ruidosa que los ‘sinodalistas’ que proponen reformas abruptas y cismáticas.
Estas mujeres advierten que el proceso sinodal ignoró «reiteradas intervenciones y aclaraciones de las autoridades vaticanas y del Papa», en alusión a la última carta de los cardenales curiales Parolin, Ladaria y Ouellet.
Una mayor participación significaría “apoyar un curso que obviamente está conduciendo a la iglesia en Alemania al margen de la iglesia universal. No podemos y no queremos compartir la responsabilidad por eso. Las resoluciones de los últimos tres años no solo han cuestionado los fundamentos esenciales de la teología católica, la antropología y la práctica de la Iglesia, sino que en algunos casos los han redefinido por completo. “No se aclaró cuál puede ser un argumento teológico válido”, critican las cuatro exdelegadas.
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