"La humanidad no encontrará la paz hasta que no vuelva con confianza a mi Misericordia" (Jesús a Sor Faustina)

viernes, 7 de junio de 2019

Realizan telenovela blasfema brasileña llamada "Jesús" en la que se ofende a la Sagrada Familia


Entre otras cosas, en esta telenovela blasfema se niega la virginidad de la Madre de Dios, María Santísima.

NOTA: dejamos en el siguiente enlace una Hora Santa en reparación y desagravio por esta ofensa contra la Sagrada Familia:
https://adoracioneucaristicaperpetua.blogspot.com/2019/06/hora-santa-en-reparacion-por-la.html

Escrito por Redacción R+F
“Por eso ruego a santa María, siempre Virgen” decimos en el acto de contrición, al inicio de la Misa, reafirmando la importancia que tiene para los católicos profesar el dogma de la Virginidad perpetua de María. Ser católico es ser mariano, y eso significa no sólo reconocer privadamente los méritos de la Madre Santísima de Nuestro Señor, según la enseñanza de la Iglesia, sino defenderlos frente a cualquiera que pretenda desconocerlos o deformarlos, desfigurando así a la Madre de Dios y madre nuestra.


Una María de Nazareth que desfigura la imagen que la Iglesia católica ha venerado y enseñado sobre la madre de Dios es la protagonista de la novela “Jesús” que el Canal RCN transmitirá a partir del próximo 12 de enero.

Anunciada como “Jesús, la historia que nunca te han contado”, se trata de una superproducción brasilera de la cadena Rede Record, que ya ha sido estrenada en varios países de Latinoamérica, Europa y África, la cual consta de aproximadamente 180 capítulos, los cuales están aún en producción.

Grabada en Marruecos bajo el libreto de la excatólica agnóstica Paula Richard, la novela comenzó marcando récords de sintonía en Brasil desde el día de su estreno (13.5 rating, 18% del share), liderando la franja estelar de las 8 de la noche, pero terminó perdiendo audiencia de forma sostenida a partir de agosto, cuando el Arzobispo Mons. Washington Cruz, junto a sacerdotes y religiosos invitaron a los católicos a dejar de ver la serie, relegándola al tercer puesto de sintonía y bajando casi a la mitad de la audiencia que tuvo al inicio (7.5 rating).

Es comprensible que para la ambientación y la reconstrucción literaria de una serie novelada de cerca de 180 horas, especialmente de época, haga necesario recurrir a la imaginación para inventar personajes y situaciones que desborden lo narrado por los Evangelios y la tradición cristiana. Esto no tiene por qué ser ofensivo ni reprobable, siempre que se haga de “buena fe”, es decir, con respeto por el público al que va dirigido. En este caso particular, siguiendo unos mínimos lineamientos doctrinales para no ofender ni atacar la fe de los televidentes católicos

El guión de “La Pasión de Cristo” (2004) de Mel Gibson, por ejemplo, se basó en los relatos de Ana Catalina Emmerick, una beata alemana que escribió de forma extensa a partir de una serie de visiones que tuvo sobre la vida de Jesucristo, y que rebasan ampliamente lo narrado en los evangelios.

También es conocida la “Vida de la Virgen María”, de la monja concepcionista española María de Jesús de Ágreda, en proceso de canonización, libro bastante difundido y bien recibido por el público hispanohablante.

Por otro lado están las trilogías sobre la vida de Cristo, “Jesús de Nazaret” de Benedicto XVI, de gran contenido teológico, pero sobre la cual el mismo Papa dijo que “cualquiera es libre de contradecirme”, por no ser una obra magisterial sino resultado de su búsqueda personal, y la de la experta en crónicas vampíricas, Ann Rice, quien dedicó más de mil páginas a imaginar la vida de “El Mesías”  recibiendo elogios tanto de líderes católicos como protestantes, por su creatividad y su capacidad de enriquecer la fe de los creyentes.

Todos estos y muchos otros, son relatos que nadie está obligado a creer y sobre los que un católico puede pensar de buena fe tanto que sean obra de la imaginación, como considerarlos resultado de la inspiración divina, según el criterio de cada uno sobre lo creíble de las experiencias místicas, la consistencia teológica, o lo plausible de lo imaginado por sus autores.

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Es decir, el campo para la imaginación alrededor de los relatos bíblicos puede ser muy amplio, flexible y fecundo, sin que sea necesario contradecir la enseñanza de la Iglesia, y de paso ofender la dignidad de la Madre de Dios y madre de todos los cristianos.

En esta oportunidad sin embargo, las directivas de RCN han apostado por un producto que ha herido la sensibilidad religiosa del público católico en los países en donde se ha estrenado, generando varios boicots en su contra (EE.UU. y Brasil), demostrando así una total indiferencia por la fe de un país que todavía es de mayoría católica, aunque la práctica de la fe en muchos lugares vaya en declive.

¿Qué necesidad hay de llevar la libertad creativa hasta el punto de contradecir frontalmente aspectos fundamentales de la veneración a la Santísima Virgen, como son su Virginidad Perpetua y su Inmaculada Concepción?, ¿Por qué RCN decide invertir grandes sumas de dinero en difundir una producción que ofende y divide, cuando podía apostarle a otro tipo de contenidos que edifiquen y que unan al pueblo creyente (católico, protestante, etc.), así como al que es respetuoso de la fe?

Lastimosamente, una parte de la respuesta es, sin duda: porque los productores de televisión piensan que, en general, el pueblo católico es indiferente a los ataques contra su fe.

Y a medida que políticamente avanza una verdadera reingeniería social anticristiana, se crea un ambiente social en el que pisotear públicamente aspectos sensibles de la fe católica no sólo es tolerado, sino bien visto, admirable y de vanguardia. Y el guion de esta novela es un paso más en esa dirección.

Conscientes de la responsabilidad que tenemos como católicos de dar testimonio de nuestra fe, así como de impregnar la sociedad de la que hacemos parte de nuestros valores espirituales (inculturar nuestra fe), invitamos a los católicos fieles a la Iglesia y buenos hijos de nuestra madre del cielo, que le hagamos saber de forma respetuosa al Canal RCN y a los anunciantes de la novela Jesús, nuestra inconformidad con sus contenidos irrespetuosos con la fe católica.

Unámonos también en oración, para que pronto haya un cambio positivo en las directivas del Canal, para que sus futuras producciones y transmisiones tengan en cuenta no solo el éxito económico de sus proyectos, sino especialmente el impacto cultural de sus contenidos, de modo que sean armónicos y respetuosos no solo con la cultura de nuestro país, sino con sus tradiciones y su fe, y dejen una auténtica huella positiva en las futuras generaciones de colombianos.

A continuación indicamos algunos de los contenidos controversiales de la novela “Jesús”:
Negación de la Virginidad Perpetua de María

El primer dogma lo contradice la novela de forma explícita, al presentar a María como madre de seis hijos además de Jesús: Simas, Judá, José, Santiago Justo, Eliseba y Yoná.



Sin embargo,  gracias a la fe, a los Evangelios y a la tradición católica los católicos sabemos que María fue virgen de forma real (no sólo en sentido espiritual o moral) y perpetua, es decir “antes del parto, durante el parto y después del parto”.

Por lo general estamos más familiarizados con la primera parte, la virginidad de María “antes del parto”. En nuestra sociedad contemporánea no hay mayores dificultades para aceptar que la concepción de Jesús fue un acto milagroso y tuvo lugar a través de la acción del Espíritu Santo. Incluso la novela de RCN así lo refleja.

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En cambio, hoy en día en la opinión pública se oye con mayor frecuencia a quienes cuestionan que María haya permanecido virgen durante el parto y después de él, que a quienes afirman la enseñanza de la Iglesia sobre el tema. Y esa tendencia refleja la tibieza en la fe que actualmente predomina en muchos países de mayoría católica.

Desde el segundo siglo después de Cristo (Tertuliano) hasta hoy (P. Anselmo Borges) ha habido quienes niegan la virginidad de María durante el parto.

Y desde esos mismos tiempos (desde Ignacio de Antioquía, pasando por el Concilio de Letrán y también en el Catecismo actual), la Iglesia ha confirmado que María “permaneció” virgen durante el parto, que el Hijo de Dios se abrió paso desde su seno “por el poder de Dios, sin romper la virginidad de su madre”, o como lo explica el Catecismo de Pío X, que su alumbramiento fue “como un rayo de sol [que] atraviesa un cristal sin romperlo ni mancharlo” (siguiendo la fórmula original de San Agustín).

[su_highlight]Es decir, el parto de Jesús fue milagroso y de carácter extraordinario, tal cual lo fue su concepción.[/su_highlight]
Doctores de la Iglesia como San Agustín y Santo Tomás han explicado además que como consecuencia de ese nacimiento virginal, María no sufrió dolores de parto.

El doctor angélico acude al Evangelio según San Lucas (2,7: «…dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre») en respaldo de esa afirmación.

De modo que si la Virgen hubiera estado transida por el intenso dolor del parto, no tendría sentido que haya sido ella misma quien envolvió al Niño en pañales y lo haya puesto en el pesebre; más, si se tiene en cuenta que estaba acompañada de San José. De modo que lo propio de un nacimiento no virginal y con dolor, es que quienes asistan a la mujer en el parto cumplan con esa tarea, en lugar de la madre.



Finalmente, están las objeciones a la virginidad de María después del parto, comunes entre evangélicos que suelen argumentar que en la Biblia se mencionan cuatro hermanos de Jesús y varias hermanas (Mt 13,55-56; Mc 6,3).

Al respecto se ha explicado con claridad que tanto en hebreo como en arameo el término “hermano” se refiere a diversos grados de parentesco, y que los mencionados en el Evangelio corresponden a los hijos de otra discípula de Cristo (Mt 27,56, Jn 2, 12; 19, 25, Mc 15, 40; 16, 01; Gálatas 1, 19), parientes próximos de Jesús, designada en los textos sagrados como «la otra María» (Mt 28,1).

Negación de la Inmaculada Concepción de María

Con seguridad a los católicos devotos les parecerá extremadamente chocante la representación que hace la novela de RCN sobre la Virgen María, aunque tal vez no les resulte tan sencillo explicar por qué.

La razón es que la guionista creó los personajes de José y María partiendo de las actitudes y la forma de ser de las parejas jóvenes contemporáneas, buscando tal vez generar una narración que refleje las experiencias vividas por los televidentes, y así generar una mayor empatía con la audiencia.

En un ejercicio de anacronismo deliberado, se muestra a una pareja que se supone que vive en una época en la que prevalece un sentido comunal de la familia, donde los matrimonios eran acordados por los padres y necesarios para la supervivencia de la persona y del pueblo de Israel; montada en un carrusel de emociones (reflejo del ideal contemporáneo), dando muestras de una gran individualidad (José grita al pueblo de Nazaret que “se preocupen por sus propios asuntos”), preocupados ante todo por “el amor”.

Como cualquier adolescente contemporánea, la novela que presenta RCN muestra a una María de Nazaret de lágrima fácil y temerosa ante las incertidumbres afectivas de la vida, necesitada de aprobación social e ilusionada con casarse con un hombre bueno…



La novela también aprovecha para mostrar a una “María” que cuestiona a los soldados romanos (precursora de las ONG de Derechos Humanos), a un José que festeja el emprendimiento de su “esposa trabajadora” y a una santa Ana que celebra el “privilegio” de que su hija sea la escogida por Dios, como si fuera una lotería. Anacronismos y deformaciones chocantes para cualquier devoto de la fe católica.

El identificarse con la voluntad de Dios, parece ser más un decorado para ambientar la historia, que el centro de las vidas de la Virgen María, de San José o de Santa Ana, como si se tratara apenas de una cualidad dirigida a despertar las simpatías de una sociedad que valoraba mucho la religiosidad.

Siguiendo esta línea dramática, habría sido más honesto presentar a unos padres de Jesús vestidos de jeans, pegados a sus iPhones y conversando sobre sus series favoritas de Netflix.

El resultado son unos personajes que generan más compasión por sus dramas internos, antes que admiración por la santidad, la grandeza, las virtudes propias de la Virgen María y San José que son las que inspiran la devoción y justifican su veneración. Un verdadero misil hipersónico contra la fe católica y la reverencia debida a la Sagrada Familia.

¡Bienaventurada, llena de gracia!

En el caso de la Virgen María implica una negación implícita del dogma (verdad de fe que no admite discusión) de la Inmaculada Concepción. Por esta verdad de fe sabemos que María no tenía la más mínima inclinación al pecado (ni mortal ni venial), al no estar manchada por el pecado original.

Eso significa que tenía una percepción privilegiada y profunda de la realidad, en especial en su relación con Dios y lo relativo a Él: el discernimiento de su Voluntad y de las Escrituras, el respeto por los ornamentos y los ritos, la profundidad de su oración. Las realidades naturales y sobrenaturales eran percibidas por la Santísima Virgen de forma más intensa y directa que el resto de los mortales.

Al fin y al cabo contaba con la plenitud de la gracia inicial (antes del pecado original), las virtudes infusas y los dones del Espíritu Santo.

San Luis María Grignon de Monfort, por ejemplo, enumera las diez principales virtudes de la Virgen así:

[perfectpullquote align=»full» bordertop=»false» cite=»» link=»» color=»#33cccc» class=»» size=»»]Su profunda humildad,

su fe vivísima,

su obediencia ciega,

su oración continua,

su mortificación total, 

su pureza divina,

su caridad ardiente,

su paciencia heroica, 

su dulzura angélica 

y su sabiduría celestial.[/perfectpullquote]

Por estas razones sus actos eran mucho más libres que el resto de los hombres, al no padecer el efecto corruptor del pecado en su intelecto y en su voluntad.

Y si bien, por su condición humana no estaba exenta del sufrimiento, del dolor, de la angustia ni de la muerte (se turba con el mensaje del ángel, pide confirmación de su significado, sufre con la Pasión de su hijo), estas no tenían relación con causas de orden moral, como lo supone y lo representa la novela de RCN, motivadas por ejemplo, por el miedo de perder el amor de José, o a no ser comprendida por sus amigos, etc.

Por el contrario la Madre de Dios conservaba estas cosas (los misterios, las alegrías, las tristezas y las dificultades) y las meditaba en su corazón (Lc 2,16-21).

Esto también significa que tenía un orden y un equilibrio extraordinarios en sus emociones y sentimientos. Era evidente en ella lo que hoy llamaríamos una gran madurez. Así que los extremos de miedo, llanto o exaltación que retratan en la novela no son fieles a la altura, a la estatura moral que le corresponde y debía reflejar siempre la Santísima Virgen.

En su vida terrena María tuvo una rica vida interior, en las situaciones difíciles que tuvo que afrontar podía volcarse hacia adentro para encontrar ahí la sabiduría, la prudencia y el sosiego que necesitaba para actuar acorde a la Voluntad de Dios en cada ocasión.

Mientras que por el contrario, en la novela de RCN se observa a María como una mujer voluble, emocionalmente frágil, que vive siempre hacia afuera, que apenas encuentra consuelos temporales en los hombros de su familia, de sus amigas y de José, pero los cuales no duran muchos debido a algún desarreglo hormonal que la lleva en segundos a fuertes cambios de actitud: de llorar de alegría a sumirse en la más profunda angustia o tristeza.
Una volubilidad que la inhabilitaría para cumplir su responsabilidad de educar al Hijo de Dios.

En relación con San José el retrato es igual de lamentable e inconsistente con su misión y con lo que relatan de él los Evangelios. No se observa en él a un varón prudente y justo, sino a un muchacho confundido e impetuoso, lo que hoy se denomina un “copo de nieve”. Lo presentan celoso, frustrado e irritado, gritándole a María por lo que cree sería una infidelidad de su prometida con un soldado romano.
Degradando su carácter de hombre justo a la de un adolescente melodramático .

Si bien el Evangelio (Mt 1,18-24) narra que al conocer que la Virgen estaba encinta, San José pensó en repudiarla en secreto, esto no se debía a que pensara que había cometido una infidelidad ni que dudara de su integridad moral.

Como lo explica el padre Antonio Orozco Declós:

[perfectpullquote align=»full» bordertop=»false» cite=»» link=»» color=»#33cccc» class=»» size=»»]Lo más razonable es pensar que José recordase la profecía de Isaías sobre la virgen que había de concebir al Enmanuel. Es lo más seguro que de algún modo se diera cuenta de que un gran misterio divino había acontecido en María, aunque no sospechara quizá la divinidad del niño que la Virgen llevaba en su seno. Pero el Mesías estaba anunciado para aquellos tiempos. La duda de José no era sobre la inocencia de María, sino sobre su papel y situación en aquel misterio. En este sentido se han pronunciado una parte de los Padres y santos doctores de la Iglesia[/perfectpullquote]

Es decir, al conocer la grandeza del Plan de Dios para su prometida, por humildad y prudencia, pensó en hacerse a un lado, al no tener claro que Dios también tendría para él una tarea que cumplir en ese designio. Eso solo se confirmó cuando el ángel le confirmó su misión al lado de María.

Qué podemos hacer como católicos:
No ser indiferentes. ¿Qué se podría decir de un hijo que al que no le importan las ofensas que se digan contra su madre? Más aún si es una madre admirable y virtuosa, y con dichas calumnias de puede engañar de forma injusta a muchas personas de buena fe.
Conocer mejor nuestra fe. Muchas ideas equivocadas relacionadas con asuntos de nuestra fe se arraigan en el ambiente y en la cultura, porque los católicos no somos capaces de explicar lo que creemos, y lo que siempre ha enseñado la Iglesia al respecto. No se ama lo que no se conoce, y no se quiere conocer lo que no se ama de verdad. Si amamos a Cristo, a su Iglesia y si nos sentimos bendecidos por ser católicos, no podemos menos que querer conocer lo que eso significa.
Actuar en defensa de la fe católica. Nuestra cultura se ha descristianizado rápidamente y los creyentes nos sentimos hoy como «extranjeros» en nuestra propia tierra. Por eso debemos ser prudentes pero firmes en nuestra tarea que como bautizados tenemos de Evangelizar la cultura en la que vivimos. Y se puede hacer de formas muy sencillas. Te proponemos las siguientes: Hacer visible nuestra crítica a la representación injusta y ofensiva de la Sagrada Familia que RCN ha decidido transmitir en su canal. Abajo encontrarás el enlace para unirte al grupo de Facebook que hemos creado un con ese objetivo. Puedes difundir esta campaña entre amigos en la fe, así como este artículo, como una forma de Evangelización. Aprovechar esta serie como una oportunidad para aclararle a personas cercanas lo que la Iglesia enseña sobre la Santísima Virgen y San José para difundir la veneración a la Sagrada Familia.
Rezar y desagraviar. Ofrecer oraciones, visitas y adoración al Santísimo Sacramento, como una forma de reparar las ofensas y el daño que esta novela pueda causar. También para pedir que nuestros pastores actúen con valentía y claridad, como lo han hecho en Brasil para orientar a los fieles al respecto.
Apoyar a quienes nos dedicamos a la lucha por la nueva evangelización. Puedes apoyar Razón + Fe con tu oración (lo primero y más importante), difundiendo nuestras notas y siguiéndonos en redes sociales.
(https://www.razonmasfe.com/fe/jesus-rcn-ofende-sagrada-familia/#comment-388)

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