"La humanidad no encontrará la paz hasta que no vuelva con confianza a mi Misericordia" (Jesús a Sor Faustina)

viernes, 10 de abril de 2015

MÚLTIPLES CONDENAS VIGENTES A LAS LOGIAS MASÓNICAS


La Iglesia Católica ha condenado a la masonería en los siguientes documentos:

Constitución "In Eminenti", de Clemente XII (1738)
Constitución "Providas", de Benedicto XIV (1751)
Letras Apostólicas "Ecclesiam a Jesu Christo", de Pío VII (1821)
Constitución "Que Graviora", de León XII (1825)
Encíclica "Traditi Humilitati", de Pío VIII (1829)
Encíclica "Mirari vos", de Gregorio XVI
Encíclica "Qui Pluribus", de Pío IX (1846)**.
Encíclica "Humanum Genus", de León XIII (1884).
Encíclica "Dall'alto dell'Apostolico Seggio", León XIII (1890).
Encíclica "Inimica Vos Papa", de León XIII (1892).
Encíclica "Custodi Di Quella Fede", de León XIII (1892).
Encíclica "Humanun Genus", de León XIII.

El 20 de abril de 1884 salió a la luz la Encíclica HUMANUM GENUS, el documento más interesante y completo que la Iglesia haya publicado contra la Masonería, de manos del inmortal León Xlll.

Es un documento que debiera vulgarizarse en todas partes, pues nada ha perdido de su importancia y autoridad; antes al contrario, cada día resplandece con más brillo la sabiduría del que lo dictó.

1.—INTRODUCCIÓN A LA ENCÍCLICA. Comienza el Papa recordando que, después del pecado, el género humano quedó dividido en dos ciudades, la de Dios y la de Satanás; la una que trabaja por restablecer el reinado de Dios, mediante la obediencia a sus leyes y el reconocimiento de Jesucristo y de su Iglesia, y la otra que trabaja por el reinado de Satanás, con la desobediencia y la guerra a Dios, a Jesucristo y a su Iglesia.

2.—REINADO DE SATANÁS.—En esta guerra, dice el Papa, la Masonería es un auxiliar poderoso del reinado de Satanás. Entra después a probarlo, manifestando que está bien al cabo de la naturaleza e intento de la Masonería "POR INDICIOS MANIFIESTOS, POR PROCESOS INSTRUIDOS, POR LA PUBLICACION DE SUS LEYES, RITOS Y ANALES, ALLEGANDOSE A ESTO MUCHAS VECES LAS DECLARACIONES MISMAS DE LOS COMPLICES". Los Papas no han hablado, pues, a ciegas, de la Masonería ni la han calumniado.

3.- DISIMULO DE LOS PLANES. Expone el modo de disimular sus planes: "Buscan hábilmente subterfugios, tomando la máscara de literatos y sabios que se reúnen para fines científicos, hablan continuamente de su empeño por la civilización, de su amor por la ínfima plebe, que su único deseo es mejorar la condición de los pueblos y comunicar a cuantos más puedan las ventajas de la vida civil".

4.—MONSTRUOSIDAD QUE CONDENA LA RAZÓN.—Hablando de los juramentos y castigos a que se obligan y de la muerte que han sufrido algunos como castigo de la Masonería, dice el Papa: "Esto de fingir y querer esconderse, de sujetar a los hombres como esclavos con fortísimo lazo y sin causa bastante conocida, de valerse para toda maldad de hombres sujetos al capricho de otros, de armar los asesinos procurándose la impunidad de sus crímenes, es una monstruosidad que la misma naturaleza rechaza y, por lo tanto, la razón y la misma verdad evidentemente, demuestran que la sociedad de que hablamos pugna con la justicia y probidad naturales".

5.—SUS FRUTOS DAÑOSOS. EN seguida manifiesta el Papa que los frutos de la Masonería son dañosos y acerbísimos:

Para sustituir el naturalismo al cristianismo en la civilización, se ha perseguido con odio implacable a la Iglesia, al clero, a la enseñanza cristiana y sobre todo al Papado. "Aunque faltaran otros testimonios, dice el Papa, consta suficientemente lo dicho por el de los sectarios mismos, muchos de los cuales, tanto en diversas ocasiones como últimamente, han declarado ser propio de los masones el intento de dejar cuanto puedan a los católicos, con enemistad implacable, sin descansar hasta ver deshechas todas las instituciones religiosas establecidas por los Papas".

Con el solo hecho de admitir hombres de toda religión, dice el Papa, se establece el indiferentismo práctico: "De hecho la secta concede a los suyos libertad absoluta para defender que Dios existe o que Dios no existe". Con lo cual se ve que niegan hasta las verdades más fundamentales conocidas por la razón natural como la existencia de Dios, espiritualidad e inmortalidad del alma.

Como consecuencia de esto viene el empeño por la educación laica, libre, independiente y por propagar los incentivos a la corrupción de costumbres. "Esto, dice León XIII, puede confirmar una cosa más increíble de decirse que de hacerse; porque apenas hay tan rendidos servidores de esos hombres sagaces y astutos, como los que tienen el ánimo enervado y quebrantado por la tiranía de las pasiones, hubo en la secta masónica quien dijo públicamente y propuso que ha de procurarse con persuasión y maña que la multitud se sacie en la innumerable licencia de vicios, en la seguridad de que así la tendrán sujeta a su arbitrio para atreverse a todo".

Hace ver el Papa la doctrina naturalista sobre la familia, el matrimonio civil, sin Dios; la licencia, igualdad y la soberanía absoluta del pueblo; el ateísmo del Estado, cosa que se deriva del naturalismo, y que es común a los masones con los comunistas y socialistas, "a cuyos designios; dice el Papa, no podrá decirse ajena la secta de los masones, como que favorece en gran manera sus intentos y conviene con ellos en los principales dogmas".

¡Ojalá, dice León XIII, todos juzgasen del árbol por sus frutos!

6.—REMEDIOS CONTRA LOS MALES. Indicando los remedios contra los males ya causados y los peligros de mayores males por parte de la Masonería, el Papa señala los siguientes:

1° Renueva las proposiciones y prohibiciones de sus antecesores.

2° Recomienda a los Obispos que procuren quitar la máscara a la Masonería, de modo que los masones sean conocidos como son, y que "nadie por ningún título dé su nombre a la secta masónica... Que a ninguno engañe aquella honestidad fingida.

Puede, en efecto, parecer a algunos que nada piden los masones abiertamente contrario a la Religión y a las buenas costumbres; pero como toda la razón de ser y la causa de la secta estriba en el vicio y en la maldad, claro es que no es lícito unirse a ellos ni ayudarles en modo alguno".

3° La instrucción religiosa de todos, el fomento de la Ven. Orden Tercera de San Francisco y de la Sociedad de San Vicente de Paúl.

4º El desvelo por la educación cristiana de la juventud, y porque desde temprano se inspire a los niños y jóvenes el horror que merecen las sociedades prohibidas por la Iglesia.

Finalmente, exhorta a la unión de los buenos en la oración y en la acción, para conseguir el auxilio divino, sin el cual serán infructuosos los demás medios.


El 26 de noviembre de 1983 la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida por el entonces Prefecto Cardenal Joseph Ratzinger (hoy: Benedicto XVI), emitió una Declaración sobre la masonería firmada por Juan Pablo II, confirmando el juicio negativo de la Iglesia Católica sobre ella y la absoluta prohibición para los fieles y eclesiásticos católicos de afiliarse a las logias. Este documento señala: "Por lo tanto, el juicio negativo de la Iglesia sobre las asociaciones masónicas se mantiene sin cambios ya que sus principios siempre se han considerado irreconciliables con la doctrina de la Iglesia ("earum principia semper iconciliabilia habita sunt cum Ecclesiae doctrina") y por lo tanto se continúa prohibiendo ser miembro de ellas". 


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