Secuestro de menores, extorsión, trabajos forzados, persecución, hostigamiento, vidas quebradas… Las sectas destructivas cometen delitos atroces en México, auspiciados por la ausencia del Estado, según explica en periódico mexicano Noroeste Juan Pablo Proal. Según informa, la revista Proceso, en su edición especial número 47 ("Las sectas en México: fe y fanatismo"), presenta de manera detallada casos representativos de conductas criminales perpetradas en nombre de Dios.
En un ensayo introductorio al número, el especialista en asuntos religiosos Bernardo Barranco advierte que el término secta es peligroso, debido a que las religiones mayoritarias lo utilizan para desacreditar a otros credos. A pesar de ello, justifica el empleo del término como una especie de definición operativa.
“Pese a su carácter laico, el Estado no puede sustraerse a este debate. El Gobierno no debe ignorar estas expresiones por la sencilla razón de que establece un diálogo con las instituciones religiosas y vigila el cumplimiento de la normatividad contenida en la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público”, enfatiza Barranco.
El número especial de Proceso desmenuza las entrañas de la Iglesia de la Cienciología, donde se solapó a un líder que abusó sexualmente de una menor de edad, se persiguió a un adepto que intentó salir de sus filas y se negaron servicios de salud a una feligrés enferma de gravedad.
Documenta el enriquecimiento de Samuel Joaquín Flores, líder de la Luz del Mundo, quien construyó un rancho al sur de Texas valuado en 1.700.000 dólares. También se expone cómo este líder religioso fue denunciado por abuso sexual en agravio de integrantes de la agrupación y cómo uno de sus denunciantes fue secuestrado y apuñalado hasta quedar al borde de la muerte.
Otro de los reportajes contenidos en este número especial abarca el caso de los Defensores de Cristo, grupo afincado en Nuevo Laredo, cuyo líder, Ignacio González de Arriba, ofrecía compartir con sus seguidores 343 poderes, entre los que se encontraban curar todas las enfermedades mediante la imposición de manos, devolver la vista a los ciegos, leer la mente, comunicarse con ángeles, obtener fuerza superior a la de Sansón, viajar al cielo o al infierno y generar un corazón nuevo.
Uno de los líderes de Defensores de Cristo, el “Maestro Tito", defraudó a Rita García, una mujer que desde los once años de edad fue diagnosticada con artritis reumatoide que la postró en una silla de ruedas. Esta víctima, secretaria de profesión, le entregó 120.000 pesos a cambio de la promesa de ser sanada. La curación nunca llegó, el líder religioso sí cobro el dinero.
Entre los reportajes incluidos destaca el de la Iglesia Nueva Generación Internacional, fundada en Tabasco, cuyos miembros, como parte de un ritual, rociaron aceite, sal y jugo de uva a 23 piezas arqueológicas con más de tres mil años de antigüedad en el parque museo La Venta.
Uno de los textos más valiosos por su aportación a la memoria histórica es el escrito por la reportera Verónica Espinosa, quien recuerda cómo el 29 de diciembre de 1991 veinte adultos murieron encerrados en el Templo Monte de los Olivos, en el Charquillo, San Luis Potosí: “El Alcalde escuchó decir que a uno de los muchachos que abandonaron el templo en medio de la oración de esa noche, que en cada reunión la gente se tiraba al piso, se revolcaba y los pastores decían que era Dios nuestro Señor. También oyó cuando otros habitantes de El Charquillo decían a los reporteros que lamentaban no haber estado en el templo, pues también les habría tocado una muerte divina“.
El periodista Isaín Mandujano exhibe el caso de Misiones de Shaddai, una secta destructiva de Chiapas que explotaba a sus feligreses con trabajo forzado, les impedía comunicación con el exterior y a los menores asistir a la escuela. Había golpes a los adeptos que incumplían con las tareas encomendadas.
El periodista Arturo Rodríguez se encargó de investigar dos casos emblemáticos por sus vínculos con grupos políticos: Casa sobre la Roca y Casitas del Sur. “Un sexenio le bastó a Casa sobre la Roca para extender su feligresía a una escala antes impensable. De ser un círculo de estudios que en 2002 se reunía en una casa, se convirtió en una organización con presencia en 45 países. Beneficiaria de cuotas de poder, asumió el diseño, ejecución y administración de programas asistenciales, la formación de mandos policiacos e incursionó en el ámbito legislativo, donde generó al menos una ley”, cita uno de sus reportajes.
El número especial incluye un análisis de Jenaro Villamil sobre la “tele-evangelización”, la manera en que poderosas agrupaciones católicas y cristianas difunden infomerciales para hacerse de más adeptos gracias al permisivo limbo legal del País. Proceso también aborda los casos de Pare de Sufrir, Nueva Acrópolis, Jesucristo Hombre y los conflictos religiosos en San Rafael Tlanalapa y Nueva Jerusalén. Colaboran en esta edición los reporteros Francisco Castellanos, Rodrigo Vera, Mathieu Tourliere, Gabriela Hernández y Juan Carlos Cruz.
Lejos de ser personas con poco criterio o improductivas –como se llega a pensar– quienes caen en las garras de las sectas destructivas tienen buenas intenciones y están ávidas de mejorar su vida. Una vez dentro, poco a poco son seducidos hasta la hipnosis. Es sólo después de muchos años –y en pocos casos– que se percatan de que han perdido toda su libertad.
Los grupos religiosos destructivos se insertan en las élites del poder, para así incidir en las políticas públicas, como advierte en una entrevista el psicólogo español Miguel Perlado, una de las voces más expertas en la materia. “Las sectas en México, fe y fanatismo” es una valiosa aportación periodística que pone luz en escabrosos delitos cometidos bajo la sombra del fanatismo.
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