Al padre Gary Thomas, exorcista de la diócesis de San José (California, Estados Unidos) – cuya formación en 2005 en el rito del exorcismo en Roma llevó al libro de Matt Baglio de 2010 “The Rite: The Making of a Modern Exorcist” y al film de 2011 “El Rito”, con Anthony Hopkins –, le gusta citar al papa emérito Benedicto XVI: “Cuando la fe disminuye, crece la superstición”.
Si queremos identificar los factores culturales que han llevado al interés creciente y a la práctica del satanismo y de otras actividades ocultas, debemos comenzar constatando el ocaso de la fe cristiana en Occidente.
El padre Jeffrey Grob, exorcista de la archidiócesis de Chicago (EE.UU.), me describió en una reciente conversación telefónica este fenómeno como un “desencanto hacia la religión organizada”. Los occidentales en general son personas impacientes e “incluso los católicos pueden ir detrás de curanderos y de alternativas a Dios, en el afán de encontrar soluciones instantáneas”.
Monsignor Patrick Brankin, exorcista de la diócesis de Tulsa, concuerda en el hecho de que el ocaso de la fe cristiana y el aumento concomitante del secularismo están promoviendo la actividad demoniaca: “En los últimos años estamos verificando más acción demoniaca”, afirmó, atribuyendo esta tendencia a una sociedad cada vea más laica, que se vuelve a las tablas Ouija, a la brujería, a la astrología, a la adivinación y a otras prácticas ocultistas que “abren las puertas al demonio”.
Los tres exorcistas creen que, respecto a hace 25 o 30 años, hay un aumento significativo del número de personas implicadas en el ocultismo, a través del satanismo, el paganismo, la idolatría o cualquier otra modalidad.
En “The Occult Roars Back: Its Modern Resurgence” [El renacimiento moderno del ocultismo], Richard Kyle, profesor de Historia y de Estudios Religiosos del Tabor College de Kansas (EE.UU.), cita a varios expertos académicos que escribieron sobre las causas del gran aumento del interés por el ocultismo. Jeffrey Russell, por ejemplo, observa que a nivel histórico “el interés por lo oculto crece significativamente en los periodos de rápido colapso social, cuando las tendencias estables dejan de dar respuestas prontamente aceptables y las personas se vuelven a otras referencias buscando garantías”.
Para Kyle, sin embargo, hay también una base de factores típicamente americana para el aumento del interés por lo oculto, propuesta por Catherine Albanese, que “subraya cómo mucha gente haya sido preparada por la cultura americana para volverse hacia sí misma y al universo buscando certezas religiosas. La tradición protestante ha tendido a apoyar la importancia del conocimiento o de la creencia en la religión. Después, el ala liberal del protestantismo modificó esta perspectiva, enfatizando la presencia de Dios en todas partes y subrayando el optimismo americano en relación con la bondad innata de la naturaleza humana. El carácter difusor del liberalismo y su falta de límites claros han ayudado a las personas a adaptarse a la idea de vivir cómodamente sin directrices religiosas rígidas”.
Albanese observa también que “la organización urbana y corporativa de la sociedad” ha fragmentado todo el sentido de la vida comunitaria. En su lugar, “la astrología ha dado a las personas un sentido de identidad” y “las ha ayudado a establecer relaciones seguras con los demás. La autoayuda ha hecho adoptar a las personas ciertas medidas para obtener la prosperidad, la salud y la felicidad en sus situaciones cotidianas. Los videntes han ofrecido curaciones físicas y orientación espiritual para hacer frente a los problemas de todos los días”.
Ted Baehr, fundador y editor de Movieguide y autor de casi una docena de libros, habló en el II Congreso Mundial de las Familias sobre el tema “Defender a los niños de la violencia de los medios de comunicación”. El experto citó al investigador Harold Bloom, de la Universidad de Yale, que analizó “el surgimiento de la América post-cristiana en su libro 'The American Religion', y afirma que el dios que adoramos somos nosotros mismos. El autor afirma que la verdadera religión de Norteamérica es el gnosticismo, una herejía elitista que combina filosofías místicas griegas y orientales y declara la necesidad del acceso a conocimientos especiales para llegar a lo más alto de los cielos”.
La intervención de Baehr incluye definiciones de las creencias que actualmente compiten con el cristianismo para obtener seguidores en Estados Unidos y en gran parte del mundo: el humanismo secular, el panteísmo, el materialismo, el nihilismo, el romanticismo, el existencialismo, el nominalismo, el idealismo, la New Age y el ocultismo.
Richard Kyle ofrece una definición sencilla y moderna del ocultismo: “En primer lugar, el ocultismo es misterioso, va más allá del alcance del conocimiento común. En segundo lugar, es secreto y comunicado sólo a los iniciados. En tercera instancia, lo oculto se refiere a lo mágico, a la astrología y a otras presuntas ciencias que reclaman el conocimiento del secreto, de lo misterioso o de lo sobrenatural”.
¿Cuanto se ha difundido la creencia en lo oculto? Una investigación de la Gallup de 2005 ha revelado que tres americanos de cada cuatro creen en el ocultismo.
Considerando que nuestra cultura proporciona un terreno fértil para el crecimiento del satanismo y de las prácticas ocultas, miremos lo que hemos sembrado en ese suelo receptivo. Ted Baehr subraya el hecho obvio de que muchos niños no son criados en una relación de intimidad con Dios, sino entre influencias como “Natural Born Killers”, “Halloween” y “Scream”. ¿Es una exageración? Moy probablemente no. Consideremos las series televisivas de los últimos años: “The Vampire Diaries”, “True Blood”, “Buffy l'Ammazzavampiri”, “Brujas”, “Sabrina, vida de bruja”, solo por poner algún nombre, o películas de éxito como “El Exorcista” o “Rosemary's baby”, que palidecen si se comparan con filmes de la saga “Crepúsculo”, que han ingresado a nivel mundial 3.300 millones de dólares, y a las de Harry Potter, que han recaudado 7.700 millones de dólares.
Podemos también recordar videojuegos de rol de fantasía ocultista, como “Dungeons & Dragons”, de 1974, y sus muchos “herederos”, todos ligados al mundo de la brujería.
Estudios psicológicos revelan que el 60% de los adolescentes con dependencia química indica la música “death metal” como género preferido. Los textos glorifican el satanismo y el ocultismo, la anarquía, la violencia, el abuso de mujeres y niños, el asesinato, las drogas, el suicidio, el incesto, la violación y la necrofilia. Richard Ramirez, famoso asesino en serie conocido como “Night Stalker”, estaba obsesionado con la banda de heavy metal (o “death metal”) AC/DC. Satanistas adultos son conocidos por “reclutar” nuevos miembros en conciertos de este tipo de música y en convenciones de jugadores de videojuegos.
El dr. Baehr observa que la mayor parte de los niños expuestos al satanismo y al ocultismo a través de los medios de entretenimiento no se adhiere automáticamente a estos grupos, pero se vuelve insensible a los males que representan, y una minoría significativa acaba por volverse asustada y paranoica. Añade que “puede haber consecuencias a largo plazo asistiendo a material antisocial”, y que “por desgracia entre el 7% y el 11% de los adultos y hasta el 31% de los adolescentes dice querer copiar lo que ve”.
Existe también otra forma como nuestra cultura promueve la posesión demoniaca. Como explicó el padre Thomas, las personas atacadas por los demonios a menudo tienen heridas en el alma por haber sufrido abusos físicos o sexuales en la infancia, lo que cambia su percepción de la vida y de sí mismas y su capacidad de relacionarse con los demás. “Los demonios”, dice, “están siempre buscando seres humanos con relaciones fragmentadas”.
Los demonios pueden poseer u oprimir a una persona a través de sus sentidos; necesitan una apertura que haga a la víctima vulnerable. Las “aperturas” más comunes, según el padre Thomas, incluyen el vicio de la pornografía en Internet y el uso de cocaína, metanfetaminas y otras drogas que provocan alucinaciones.
La obra “The Kingdom of the Occult”, de Walter Martin et al., traza el perfil de adolescentes de sexo masculino atraídos hacia el satanismo y el ocultismo por el hecho de ser personas psicológicamente heridas, rebeldes, hedonistas y nihilistas, que usan drogas, son solitarias y no alcanzan sus propios objetivos. Se sienten “impotentes, aisladas y víctimas”, y el satanismo les da una sensación de control, de status y de pertenencia a un grupo.
Los adultos son a menudo atraídos hacia los cultos satánicos por su elitismo, por su secretismo, por el hedonismo, por la pornografía, por la prostitución y por el deseo de adquirir poderes mágicos.
Padre Thomas indica que no debemos temer los ataques demoniacos. Tu hijo o nieto que juega a juegos de rol i tu hija o nieta que “ama” a algún personaje de “Crepúsculo” no se despertará de repente con los ojos en blanco y hablando arameo de forma fluida. El Padre Thomas recomienda sin embargo cuatro medios diarios para defendernos: una vida vivida en base a los principios morales, vida de oración, vida de fe y vida sacramental.
Haremos todos muy bien en seguir estas recomendaciones.
(artículo extraído de: http://www.aleteia.org/es/sociedad/articulo/de-que-manera-nuestra-cultura-alimenta-el-ocultismo-y-el-satanismo-5822959465791488?page=3)
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