Monseñor Juan José Asenjo, arzobispo de Sevilla, presidió el pasado 13 de septiembre la Misa estacional celebrada en la Plaza de América de la capital hispalense con motivo del 75 aniversario de la fundación de la Hermandad de la Paz, según informa la web del Arzobispado.
“Sólo Él es la Verdad que salva, libera y da la felicidad. Él es la luz verdadera, que ilumina la vida, la nutre y la llena de esperanza. Sólo Él nos permite ser libres. Él es el maestro que nunca engaña. No tengamos miedo a encontrarnos con Él”. Con estas palabras pronunciadas en la homilía de la Misa estacional, el arzobispo de Sevilla ha invitado a los fieles a encontrarse con Cristo, y ha pedido que este encuentro sea el fruto de esta efeméride de la corporación del Domingo de Ramos.
Monseñor Asenjo Pelegrina ha señalado que “en nuestro mundo se multiplican las doctrinas, sistemas y movimientos que ofrecen caminos de salvación: el mundo de las sectas, la astrología, los horóscopos y los adivinos, que tratan de responder a las ansias de felicidad del corazón del hombre. No faltan entre nosotros –ha añadido- proyectos para implantar una especie de neopaganismo, cuyos fines se rezumen en pocas palabras: amar, vivir, gustar de la plenitud del cuerpo, cultivar la inteligencia y aguzar la sensibilidad, gozar de la vida en libertad sin ningún tipo de barreras morales”.
Se trata de los que el arzobispo ha calificado como “nuevos ídolos ante los que se arrodillan muchos conciudadanos nuestros”, a los que suma “el afán de poder y de dominio, de brillar y sobresalir, el dinero, el tener y consumir”.
Al respecto, el prelado sevillano ha afirmado que son “caminos errados que no llevan a ninguna parte, soluciones que en ningún caso sanan el corazón del hombre”, y ha reforzado el argumento con una prueba evidente: “nunca el hombre occidental ha contado con más medios materiales, bienestar y tiempo para el ocio y, sin embargo, nunca como hoy proliferan las enfermedades mentales, las neurosis, las depresiones y hasta los suicidios, cuyo número crece cada año incluso entre los jóvenes. Ello significa que los sucedáneos no dan la felicidad, que sólo se encuentra en el Señor”.
Monseñor Asenjo ha concluido su homilía pidiendo a los asistentes a la Misa estacional que “griten a pleno pulmón en calles y plazas que Cristo vive y que sólo Él es la esperanza para el mundo”. Antes de finalizar ha pedido a Dios “que conceda a nuestro mundo atormentado el don de la paz en la Tierra de Jesús, en Ucrania, en Siria y en Irak”. Además, ha pedido por el respeto de los derechos humanos y la libertad religiosa en todas partes, “y que ponga su mano para que se detenga la terrible epidemia del ébola que amenaza a los pueblos de África”.
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