¡O católico o masón! Con comentarios de Nicky Pío.
Comentario de Nicky Pío: Estimado lector de entre las distintas formas de captación que tiene la MASONERÍA, vamos a mostrarte la más común, por ser la forma más fácil, por ser la que más se adecúa a la naturaleza caída del hombre, el anzuelo más comúnmente utilizado por donde entran los desprevenidos pero ambiciosos de este mundo a las logias masónicas. Como castigo por su soberbia, Dios permite que sean atrapados por tan letal enemigo de sus almas. Dios o Demonio. Vida regalada, aquí en la tierra (como el Rico Epulón de la Biblia), pero al final inexorable INFERNO. No obstante, seas un grado 33, (con todas tus pompas inútiles) serás siempre, carne de cañón, (dicho bien conocido) un idiota útil, y perrito faldero. Y si mi permito estas palabras no es para ofenderte, peores cosas dicen abiertamente UDS, de nuestra Santa Religión Católica y de su Cristo. Pero por lo menos digo la verdad. Y esta verdad (tan dura para los soberbios, ser un don nadie donde se quiere ser todo) ya muchos masones de todo el mundo lo saben y lo experimentan en carne propia. (No vamos a explayarnos sobre este tema, lo cual será objeto de otra publicación, con la correspondiente documentación de los propios masones) Pero, en las logias no hay marchar atrás. ¿Verdad? Con el fin de prevenirte amigo, de estos ciegos que guían a otros ciegos, que hasta a sus propios hijos han condenado al infierno, que digo, hijos, a toda su familia. Pues nadie quedará a salvo del castigo que les espera a los enemigos del Señor. Mientras tanto sigan disfrutando de su efímero poder, miserable poder por cierto, mientras tanto sigan disfrutando de sus comodidades. Ya llegará la hora. Sólo es cuestión de tiempo. Y el tiempo está corriendo, se escurre como el agua entre las manos. Pero dejemos hablar a los que más saben de estas cosas. Tú lee atentamente y luego podrás decidir. Servir con Cristo y reinar con él en la Gloria o ser ya un esclavo de Satanás y sufrir junto a él por toda la eternidad. Y pobre de los tibios que quieren quedar bien Con Dios y el Demonio. Me refiero a los masones que van a la misa y comulgan, los muy sacrílegos. Otros tantos Judas que con su beso traidor entregan una vez más a Nuestro Señor. Como se dicen ilustrados, ya saben, les espera el noveno círculo del infierno de Dante. ¡PUES DE DIOS NADIE SE BURLA! Hasta aquí mis palabras y vamos a la publicación.
¡O CATÓLICO O MASÓN! Por el RDO. REI BONAVENTURA. O.F.M. Trad. Antonio J. Colom. S.J. FUNDACIÓN Carlos A Sacheri
Amigo, ¿ocupas un puesto de alguna importancia en la, sociedad? ¿Eres industrial, comerciante, banquero, médico, abogado, político o militar? Entonces ya fuiste con toda seguridad invitado a entrar a la Masonería. O serás en breve solicitado por la propaganda masónica.
Te hablarán de las inmensas ventajas que los masones de todo el mundo te ofrecerán en tus negocios, de la protección que te darán en tu empleo, de las facilidades que tendrás en los empréstitos o en los viajes, del apoyo que se dará a tu propaganda, etc.
Te dirán que la Masonería es una institución esencialmente caritativa, filantrópica, filosófica y progresista; que tiene por objeto averiguar la verdad, el estudio de la moral y la práctica de la solidaridad; que quiere trabajar por la mejora material y social de la humanidad. Te harán ver que la Masonería reconoce y proclama la existencia de Dios, la superioridad del espíritu sobre la materia y que, por esto, ningún ateo o materialista puede ser masón.
Te inculcarán que la Masonería no va de ninguna manera contra la religión, y menos contra la católica; que no hay ninguna incompatibilidad entre la Masonería y el Catolicismo; que ella proclama la tolerancia y el respeto a las convicciones religiosas y políticas de los demás, la autonomía de la criatura humana, el amor a la familia, la fidelidad a la patria y la obediencia a la ley; que tiene a todos los hombres como hermanos, libres e iguales, cualquiera que sea su raza, nacionalidad o creencia; que sus leyes, constituciones y reglamentos prohíben expresamente hablar o discutir sobre política o religión, Te dirán que aun obispos, sacerdotes y religiosos ilustres pertenecen a la Masonería sin ver en ello ninguna dificultad para su fe y convicciones católicas. Te mostrarán leyes y rituales en los que se exige que el verdadero masón sea virtuoso, ejemplar, de buenas costumbres, muerto al vicio, sin errores ni prejuicios, que guarda la ley, que es patriota, cumplidor de su deber, que hace el bien, que es sabio, inteligente, progresista, libre, tolerante, sincero, caritativo, desinteresado, generoso, pacífico, hermano de todos, protector de las viudas, abogado de los oprimidos…
Admitirán ser, por desgracia, verdad, que la Iglesia Católica condenó la Masonería; pero que, fue porque los obispos estaban mal informados u obraban de éste modo por otros motivos inconfesables; que, con todo, de parte de la Masonería no ha habido reacción contra la Iglesia, que la Masonería continúa a mirar a la Iglesia, y a Sus sacerdotes con admiración y simpatía, viendo en ella una de las mayores ayudas sociales, de la nación; que la Masonería nunca se entrometió y no sé entromete en, la vida de la Iglesia, sino cuando es solicitada para hacer el bien; y que, por lo tanto, es injusta, muy injusta, la acusación de que la Masonería combate a la Iglesia Católica…
Pero, amigo, antes de Creer en estas conmovedoras, lindas y atrayentes afirmaciones, difundidas por la propaganda masónica, pido a su benévola atención, sólo por unos momentos, que consideré también las razones que tuvo y tiene la Iglesia para prohibir a sus fieles ingresar a la Masonería.
No quiero negarte la libertad, física de entrar en la Masonería; pero, antes de que te decidas a dar un paso tan importante, te pido qué pienses bien en el gran número de incompatibilidades profundas y radicales que se introducirán en tu vida desde el momento en qué libremente éntres a formar parte de la Masonería.
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Nota de Nicky Pío: Estas diferencias son muchas, y profundas, cómo el bien y el mal, la luz y la oscuridad, la verdad y la mentira, en fían entre Dios y el demonio. Por ahora bástenos estas fuentes de la Iglesia católica:
El canon 2335 del Código de derecho canónico de 1917 establecía que «los que dan su nombre a la secta masónica o a otras asociaciones del mismo género que maquinan contra la Iglesia o contra las potestades civiles legítimas, incurren ipso facto en excomunión simplemente reservada a la Sede Apostólica». La condena explícita de la masonería por la Iglesia católica se fundaba principalmente en su carácter secreto y en que conspiraba contra la Iglesia y los legítimos poderes civiles.
ENCÍCLICA HUMANUS GENUS (Contra la Masonería) S.S.P. LEÓN XIII
…Ahora bien: es principio capital de los que siguen el naturalismo, como lo declara su mismo nombre, que la naturaleza y razón humana ha de ser en todo maestra y soberana absoluta; y, sentado esto, descuidan los deberes para con Dios o tienen de ellos conceptos vagos y erróneos. Niegan, en efecto, toda divina revelación; no admiten dogma religioso ni verdad alguna que la razón humana no pueda comprender, ni maestro a quien precisamente deba creerse por la autoridad de su oficio. Y como, en verdad, es oficio propio de la Iglesia católica, y que a ella sola pertenece, el guardar enteramente y defender en su incorrupta pureza el depósito de las doctrinas reveladas por Dios, la autoridad del magisterio y los demás medios sobrenaturales para la salvación, de aquí el haberse vuelto contra ella toda la saña y el ahínco todo de estos enemigos.
Véase ahora el proceder de la secta masónica en lo tocante a la religión, singularmente donde tiene mayor libertad para obrar, y júzguese si es o no verdad que todo su empeño está en llevar a cabo las teorías de los naturalistas. Mucho tiempo a que trabaja tenazmente para anular en la sociedad toda influencia del magisterio y autoridad de la Iglesia; por esto proclaman y defienden doquier el principio de que “Iglesia y Estado deben estar por completo separados” y así excluyen de las leyes y administración del Estado el muy saludable influjo de la religión católica, de donde se sigue que los Estados se han de constituir haciendo caso omiso de las enseñanzas y preceptos de la Iglesia.
Ni les basta con prescindir de tan buena guía como la Iglesia, sino que la agravan con persecuciones y ofensas. Se llega, en efecto, a combatir impunemente de palabra, por escrito y en la enseñanza, los mismos fundamentos de la religión católica; se pisotean los derechos de la Iglesia; no se respetan las prerrogativas con que Dios la dotó; se reduce casi a nada su libertad de acción, y esto con leyes en apariencia no muy violentas, pero en realidad expresamente hechas y acomodadas para atarle las manos. Vemos, además, al Clero oprimido con leyes excepcionales y graves, para que cada día vaya disminuyendo en número y le falten las cosas más necesarias; los restos de los bienes de la Iglesia, sujetos a todo género de trabas y gravámenes y enteramente puestos al arbitrio y juicio del Estado; las Órdenes religiosas, suprimidas y dispersas…
(Fragmento de la Encíclica)