Siempre le tuve un profundo asco y repulsión al llamado "Gauchito Antonio Gil" delincuente, chorro y cuatrero que hoy es venerado como santo por los ignorantes y supersticiosos.
A la Santa Iglesia hay que purgarla de estas devociones idólatras como Gilda, la muerta Correa, San La Muerte y todas esas porquerías.
Enseñémosle a la gente la diferencia entre la veneración a un santo católico que hizo la voluntad de Dios y un ídolo al que creen que les hizo el milagro cuando dicho milagro viene de Dios y estas abominaciones no tienen poder de intercesión.
Acompañar a la gente no es fomentarles esa devoción, es decirles la verdad ya que Roma no va a gastar cinco minutos de su tiempo en enseñarlo.
Si tiene estatuas o estampitas de esta gente, tírelas a la basura.
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