El problema de Francia no es el racismo; el problema de Francia no es un "racismo institucional policial", como mentirosamente dice la CNN; el problema de Francia es el fracaso estrepitoso del proyecto liberal-masónico de la "multiculturalidad", que no es otra cosa que la aglomeración de seres humanos de distintas razas que no están unidas por el Divino Amor, el Espíritu Santo, sino solo por la "fraternidad humana", viciada de raíz por el pecado original. El problema de Francia es haber expulsado a Nuestro Señor Jesucristo, en pos de una utópica y masónica "fraternidad humana", además de haber abierto las puertas, de forma indiscriminada, a cientos de miles de musulmanes de origen africano que de ninguna manera se sienten "franceses", como lo han dicho innumerables veces, sino que lo que buscan es apoderarse, literalmente, del suelo francés. Como decía Don Bosco: "Francia, tus defensores ya no están" y no están porque Francia legalizó el aborto, matando a quienes podían defenderla en momentos como el actual.
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