Halloween no es un hábito cultural, es una práctica
religiosa satánica
Las
raíces celtas (paganas) de la celebración de Halloween
Ya
en el siglo VI A.C., los celtas (paganos) del norte de Europa celebraban la
fiesta de “Samhein” (o La Samon), festividad pagana en la que adoraban al sol,
que indicaba marcaba el fin del verano, el final de la temporada de cosechas y
el comienzo del invierno o la “mitad más oscura” del año. La celebración de Samhain
es una fiesta celta que comienza en la tarde del 31 de octubre y termina al
atardecer del 1 de noviembre, ya que el día celta comenzaba y terminaba al
atardecer.
El
fundamento de esta festividad pagana consiste en que ellos creían que en aquella
noche el dios de la muerte permitía a los difuntos retornar a la tierra,
fomentando un ambiente de terror.
Según
la religión celta, las almas de algunos difuntos se encontraban dentro de
animales feroces y podían ser liberadas con sacrificios de toda índole a los
dioses, incluyendo sacrificios humanos.
Una
forma de evitar la maldad de los espíritus malignos, fantasmas y otros
monstruos era disfrazándose para tratar de asemejarse a ellos y así pasar
desapercibido ante sus miradas.
Aquí
encontramos el origen de dos características centrales de Halloween: el disfraz
macabro y diabólico de quienes participan de Halloween y los sacrificios
humanos y las profanaciones eucarísticas que se llevan a cabo en Halloween, por
parte de sectas satánicas: todo se hace para complacer a los demonios, ángeles
caídos y sobre todo al Príncipe de las tinieblas, Satanás, porque en la
realidad el dios de la muerte en quien creían los celtas no es otro que Satanás
y los espectros, fantasmas y animales feroces en los que supuestamente habitaban
los difuntos, no son otros que los demonios o ángeles caídos. Es en esta fecha en
la que los grupos satánicos sacrifican a jóvenes y especialmente a niños porque
son los preferidos de Dios, y en la que también se perpetran profanaciones de
la Eucaristía en las iglesias católicas y ya vimos la razón: mimetizarse con
los demonios o con las almas condenadas, o también ofrecer sacrificios para
agradar al Demonio.
Todo
esto es confirmado por quienes han formado parte de sectas satánicas y luego
han salido de estas sectas.
Celebrada
en Irlanda y Escocia durante
siglos, los inmigrantes irlandeses y escoceses llevaron muchas costumbres de
Halloween a Norteamérica en el siglo XIX y luego, por influencia
estadounidense, Halloween se extendió a otros países a finales del siglo XX y
principios del XXI.
Precisamente, debido a esta última característica, a
su forma de difusión, a través de la cultura anglosajona, que ha promocionado y
difundido Halloween como una inocente fiesta infantil y como un hábito cultural
y como una parte de la cultura estadounidense, sin mayores connotaciones que
esto, una simple práctica cultural, no debemos caer en este engaño, puesto que Halloween
no es un hábito cultural, es una práctica religiosa satánica. Tal vez el mayor
logro del satanismo teísta, que es el que está detrás de Halloween y su difusión,
es el haber conseguido promocionar a esta celebración satánica no como lo que
es en realidad, como una celebración satánica en toda la regla, sino como una
inocente práctica cultural sin connotaciones religiosas; en esto consiste su
mayor triunfo, porque de esta manera se practica hoy en todo el mundo el
satanismo encubierto de Halloween, disfrazado bajo la máscara de una inocente
fiesta familiar, mientas se adora y festeja al Diablo y a los habitantes del
Infierno y al mismo tiempo se maldice a Dios y a su Presencia Eucarística. Para
que veamos la verdadera importancia de Halloween y para que tomemos dimensión
de la realidad de Halloween, de que no es un hábito cultural, sino una práctica
religiosa satánica, recurrimos a una voz autorizada en el tema, nada menos que
al fundador de la Iglesia de Satanás, Anton Szandor LaVey (1930-1997), quien
dijo lo siguiente: “Me alegro de que los padres cristianos
permitan que sus hijos adoren al Diablo al menos una noche por año”. Es decir, los mismos satanistas lo admiten:
Halloween no es una inocente fiesta, un simple hábito cultural, una mera fiesta
de origen nord-europeo que se celebra una vez al año para la diversión de las
familias: es una verdadera práctica satánica, en donde se adora, explícita e
implícitamente, al Demonio y a los habitantes del Infierno, a los ángeles
caídos.
Halloween
es una fiesta importante dentro del satanismo
Según
el testimonio de algunas personas que practicaron el satanismo y luego se
convirtieron al cristianismo, Halloween es la fiesta más importante para los
cultos demoníacos porque se inicia el “año nuevo satánico”; nosotros podríamos
agregar que es como la antítesis o como la contraparte de la fiesta de Todos
los Santos: así como el Cielo celebra a sus habitantes en la Fiesta de todos
los Santos, así el infierno celebra a sus habitantes en Halloween.
La
respuesta de la Iglesia: promover la devoción a Nuestra Señora de la Eucaristía
La forma
de contrarrestar a la fiesta demoníaca de Halloween es, por un lado, evitando
toda forma de participación en esta fiesta satánica; por otra parte, celebrar a
los habitantes del Cielo, vistiendo a los niños como sus santos preferidos y no
como demonios, brujos, espectros, fantasmas, etc.; otra forma, es promoviendo
la devoción a la Virgen, en su advocación de Nuestra Señora de la Eucaristía, cuya
fiesta es el 30 de octubre y cuyo objetivo es desagraviar las ofensas y
sacrilegios cometidos contra la Eucaristía en Halloween; finalmente, rezar el
Santo Rosario, confesar sacramentalmente, asistir a la Santa Misa y comulgar en
reparación por los sacrilegios cometidos contra la Eucaristía en la fiesta
demoníaca de Halloween.